Más ruina: subida de impuestos y créditos

Se veía venir. Suele ocurrir cuando uno se gasta lo que tiene. Lo saben las amas de casa y los padres de familia responsables: no se puede vivir por encima de las posibilidades de uno. Los ingresos y los gastos deben estar compensados. Y eso que vale para las familias, vale para los Estados. Muchos llevamos tiempo diciéndolo: el socialismo es ruina y más impuestos para todos y sobre todo para los más débiles. Ya lo tenemos ahí. El mismo día, dos medidas que van a suponer ahondar en la crisis: subida de los impuestos especiales (alcohol y tabaco) y solicitud de un crédito de 20.000 millones de euros para pagar el denominado gasto social (desde luego lo es, lo pagamos todos).

La subida de impuestos en carburantes (dejo al lado el tabaco por su menor importancia) va a ahondar en la crisis, eso es evidente. Los costes de producción van a subir de forma exponencial lo que repercutirá artificialmente en los precios (subiendo la inflación pero no por un aumento de la demanda sino por un aumento de costes asociados a los productos) y por ende en una caída en la demanda nacional... y más deflación. Hemos logrado entrar un círculo vicioso de difícil solución. La única solución razonable es bajar impuestos para activar así la economía. Hay que poner el dinero en manos de aquellos que producen y consumen, de forma que puedan crear empleo y pagar impuestos (aunque sean menos). Sólo pagan impuestos aquellos que tienen algo, los demás son receptores de impuestos (vulgo prestaciones). Si seguimos subiendo los impuestos, pronto no habrá quien los pague. Un empresario puede mantener un puesto de trabajo (no nos cansaremos de repetirlo) mientras el beneficio de ese trabajador sea superior a 0. En cuanto caiga de ese valor, lo despedirá... Subiendo impuestos se suben los costes para el empresario por dos vías (costes de producción y costes salariales asociados a las subidas salariales provocadas por una inflación inflada artificialmente), y finalmente tendremos más paro.

En cambio una bajada de impuestos implica una bajada de los costes de producción, y por tanto más beneficio que puede ser reinvertido o al menos una caída en las pérdidas. Eso implicará que se puede mantener o aumentar el empleo. Pero claro, eso obliga al Estado a gastar menos, adelgazar en su estructura y en sus prestaciones... ¿estamos dispuestos a ello?

Pero si fuera poco el hecho de la caída de recaudación a medio plazo que va a suponer la subida de impuestos (totalmente injusta ya que grava por igual a ricos y pobres -de hecho a estos más, ya que los vehículos más eficientes en el consumo son más caros-), nuestro Gobierno que ya se ha gastado en fiestas electorales varias (el cheque-bebé, los 400 euros, el Plan-E -con un coste de 150.000 euros por empleo, una ruina oiga- y un largo etcétera) todo lo que había en la caja, acaba de solicitar un crédito de 20.000 millones de euros (más de 3 billones con B de Bibiana de pesetas) para hacer frente a las prestaciones y a la luz y agua de la Policía. Otros países han decidido afrontar la crisis de otra manera: haciendo ajustes. Así, Letonia acaba de recortar un 10% las pensiones y un 20% el sueldo de los funcionarios para hacer frente a la enorme deuda que acumula. España tiene la caja vacía, pero aquí nadie se plantea decir la verdad y asumir el coste social de medidas que tarde o temprano habrá que tomar. No puede ser que el estado de ¿Bienestar? siga expandiéndose ilimitadamente (un inmigrante que obtiene un contrato de trabajo, sin haber cotizado aún tiene derecho a todos los servicios de forma completa para él y su familia. Dejando al lado las cuestiones caritativas, eso es ruinoso, ya que el coste excede con mucho lo que se ingresa. Y sino basta con mirar las cuentas de las sanidades autonómicas. La que no está en ruina está en quiebra), sin que aumente de la misma manera o más los ingresos. Durante la época de expansión de la economía, los ingresos aumentaron mucho y eso hizo que se ampliaran los servicios. Pero la fiesta se acabó y, o entramos en la línea de reducción del gasto (de todo el posible) o bien tarde o temprano seremos Argentina. No hay mucho más. Porque o lo hacemos ordenadamente o vendrá bruscamente... nosotros decidimos.