La victoria del PP, ¿un cambio a la vista? (II)

Seguimos analizando los resultados electorales del 7 de junio...

La reforma electoral, más necesaria que nunca: UPyD no basta

Si uno ve los resultados electorales y los pone en consonancia con elecciones a Cortes generales, vemos que el voto nacionalista se mantiene inalterable en el entorno del 5 por ciento. UPyD, que podría llegar a convertirse (como en su día se intentó con el CDS) en el partido bisagra, no logra el suficiente apoyo para ser esa bisagra nacional que PSOE o PP pudieran usar para no ser rehén de los nacionalistas. Esto hace que la situación política española sea de colapso: es necesario que o bien haya mayorías absolutas (con el riesgo de desprecio a las minorías que representa) o bien que el Gobierno de España esté en manos de partidos minoritarios y desleales con el resto de la nación. Parece necesaria una reforma constitucional y de la ley electoral que haga del Senado cámara de representación autonómica, pero que reste peso a unos nacionalismos que, hoy por hoy, tienen en sus manos el destino de España. Esa reforma sólo puede ser pactada entre PP y PSOE en conjunto, pero para ello tienen que tener la suficiente altura de miras. Muchas veces lo hemos comentado, pero no creemos que los cuadros dirigentes de uno y otro partido sean capaces de ver más allá de la siguiente cita electoral: el resultado: la hipoteca de España.

La desaparición de ETA en Europa, una buena noticia para todos

Es quizá una de las buenas noticias. La falta de apoyo que han cosechado los proterroristas de Iniciativa Internacionalista que encabezaba Sastre. Existía el peligro, tras la chorrada del Constitucional para darle una patada en la espinilla al Supremo (¿cuándo nos libraremos de este tribunal político elegido por los partidos para el pasteleo?), de que los etarras volviesen a tener voz en las instituciones y dinero de los impuestos de la gente de bien. No ha sido así y nos hemos librado de la vergüenza de pagar la bala con la que nos asesinan.

PP: Madrid y Valencia. PSOE: Andalucía y Cataluña

Por comunidades, cada uno de los partidos mantiene sus feudos. El PP aumenta sobre manera la distancia con respecto al PSOE en la Comunidad de Madrid (¡¡más de trece puntos de diferencia!!), y en Valencia (15 puntos), haciendo estériles los intentos de desestabilización que desde el diario de PRISA y con la ayuda de Garzón han estado llevando a cabo durante los últimos meses. El problema para el PP es que en Cataluña vuelve a ser la tercera fuerza política y en Andalucía, aunque recorta, la diferencia sigue siendo abismal (y eso que probablemente el voto rural no se haya movilizado demasiado). En unas generales, ese es el principal problema, ya que Cataluña y Andalucía aportan un número muy elevado de escaños. Eso lo sabe el PSOE y por eso Zapatero prometía el nuevo modelo económico para Andalucía. Dará igual que ese modelo sea una ruina (total, entre escombros y subvenciones no se notará demasiado), lo importante es la propaganda. Y por eso Zapatero se nos vuelve tan catalanista, porque sabe que de ahí pueden venir votos. Por eso es tan importante que el PP sea capaz de tener una personalidad propia en Cataluña que lo diferencie claramente del centro-derecha de CiU (por su carácter nacional) y en Andalucía (teniendo una postura lo suficientemente liberal que lo distinga de la subvención al uso). Y ahí, el PP puede hacer valer que las comunidades que mejor están resistiendo la crisis son aquellas donde gobiernan los populares y allí donde las políticas liberales son aplicadas. Mariano Rajoy debe tener la altura de miras suficiente para dejar al lado las diferencias con Esperanza Aguirre y apostar por las políticas que funcionan: en Madrid, de los 6 millones de votos del PP en toda España, uno viene de Madrid (y otro casi de Valencia). Abrazar un liberalismo bien explicado es la única forma de derrotar a un socialismo de pandereta y subvención. El PP no debe dejar pasar la oportunidad que se le abre...

Las ciudades son populares, el medio rural, socialista

En el siglo XIX se decía que la derecha tenía totalmente sojuzgado el agro gracias a los caciques que hacían que fuera la derecha la que ganaba en esos pueblos y la izquierda en las ciudades, donde el acceso a la cultura y a la información es mucho mayor. Esto se mantuvo así hasta la primera victoria socialista en 1982. Todo cambió a partir de entonces, y a mayor nivel de estudios (no económico, sino cultural), mayor porcentaje de voto al centro-derecha. Esto es debido fundamentalmente al control férreo que de los medios de comunicación de masas tiene el socialismo (de seis cadenas nacionales, seis) y que hace que el control de la información sea total. De 52 capitales de provincia, en 32 gana el PP, en tres CiU y en 1 PNV y sólo en 16 el PSOE. Esta es una fortaleza que el PP debe aprovechar, pero debe saber que tiene también su punto problemático: no hablamos de un electorado borreguil, sino de un electorado bien informado y bien formado en términos generales. Por tanto, la fidelidad a los principios debe ser total. De hecho, es la fidelidad a unos principios la que ha hecho que lo que pierde el PSOE en las ciudades lo recoja otro partido de centro-izquierda, UPyD.

Europa es claramente liberal-conservadora, en España, menos

Y esta es la singularidad española. Mientras en toda Europa la distancia que el centro-derecha le saca a la izquierda es enorme, desconfiando del socialismo como solución a la crisis económica, en España se mantiene una distancia muy corta. Esto debe hacer pensar al PP sobre su política de comunicación. Es una tendencia general el desconfiar del Estado: es el intervencionismo, el exceso de regulación y los bancos centrales quienes nos han metido en esta crisis, y sólo saldremos de ella con menos Estado, con más libertad y con más mercado. Apelar a la responsabilidad individual, a que no es papá-estado quien nos ayudará, sino que nos tenemos que ayudar nosotros mismos para salir de la crisis. Difícil pedagogía, pero en política se está para defender unas ideas, no para ser marxista: 'estos son mis principios, si no le gustan tengo otros'. Vamos el arriolismo rampante.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El primer ministro australiano y la inmigración

Bruselas, última parada?

Discutiendo sobre sistemas políticos