El 'J'accuse' de Pedro J. Ramírez



La verdad siempre es incómoda. Desde los tiempos de los Profetas que denunciaban los pecados del rey David jugándose la propia vida, pasando por el mismo Cristo que dio su Vida por la Verdad, y después tantos y tantos. La verdad es inconveniente. La verdad es dura en muchas ocasiones. Hay veces que conocer la verdad supone el renegar de tantas y tantas creencias erróneas. Obliga, por coherencia intelectual, a desandar el camino que nunca se debió caminar. Y algo de esto pasa con el caso del 11-M. Cierto es que siempre hubo puntos oscuros, que 'algo no cuadraba' en la versión oficial que quisieron hacernos creer, pero nos negábamos a pensar que pudiera haber algo más que simple negligencia: un juez torpe, unos policías quizá poco diligentes o una fiscal indolente. Vale que es posible que todo a la vez tire por la borda la teoría de las probabilidades, pero la alternativa era simplemente pavorosa: nos mintieron para ocultar las pruebas que hubieran podido llevar a los verdaderos culpables (¿quiénes son para que deben ser ocultados? ¿qué magistraturas ocupan estos culpables para que tantos oculten la verdad?), quizá hasta fue organizado por esos mismos ocultadores (¿qué pensar cuándo todos los acusados son confidentes de la policía?). No queríamos saber, preferíamos mirar hacia otro lado. El hedor de las cloacas del Estado estaba arruinando nuestra fiesta. Parece que no nos importaba que se hiciera Justicia, preferíamos no saber quién había cambiado la historia de España poniendo 192 cadáveres en las urnas de la democracia...

Pero la verdad es muy tozuda. La verdad, aunque incómoda, debe saberse. Nos dolerá, pero extirparemos ese cáncer. Ahora, gracias al libro de Antonio Iglesias Titadyn sabemos que lo que nos dijeron que explotó en los trenes no fue Goma 2 ECO. Era mentira, fue Titadyn. Y el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez ha lanzado, como Zola, su particular Yo acuso a quienes nos engañaron, a quiénes nos ocultaron la verdad, a aquellos que teniendo la obligación de descubrir la verdad optaron por mentir y ocultar la verdad. Son estos:



Copio parte del texto de Pedro J. Ramírez:

YO ACUSO al entonces comisario jefe de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano, de mantener una línea de conducta supuestamente orientada a la ocultación y manipulación de pruebas con flagrante incumplimiento de sus deberes profesionales, al transgredir los protocolos sobre recogida y almacenamiento de restos, al asumir unos análisis que no le habría correspondido realizar, al no poner a disposición de la Policía Científica los fragmentos obtenidos en los focos de los trenes, al predeterminar la investigación con la muestra patrón de la Goma 2 ECO de la que presuntamente salió también el explosivo colocado en la Kangoo y al proporcionar al juez Del Olmo, a la Comisión de Investigación parlamentaria y al propio tribunal del 11-M información falsa o gravemente errónea, perjudicando una y otra vez la búsqueda de la verdad de lo ocurrido.

YO ACUSO a la perito química de los Tedax con carné profesional 17.682 de mantener una línea de conducta supuestamente orientada a la ocultación y manipulación de pruebas con flagrante incumplimiento de sus deberes profesionales, al no redactar y entregar a sus superiores un informe por escrito especificando los componentes de la dinamita que identificó en los análisis realizados en el laboratorio de los Tedax durante el mediodía del 11 de marzo de 2004 y al destruir la disolución en agua y acetona de los restos empleados, impidiendo así toda posterior verificación.

YO ACUSO al entonces comisario jefe de la Policía Científica, Carlos Corrales, de incumplimiento de sus deberes profesionales al no reclamar de forma fehaciente la entrega de los restos de los focos de los trenes para su análisis en su laboratorio tal y como era preceptivo.

YO ACUSO al entonces subdirector general de la Policía, Pedro Díaz Pintado, y al entonces comisario general de Información, Jesús de la Morena, de incumplimiento de sus deberes profesionales al consentir expresa o tácitamente que el jefe de los Tedax no entregara a la Policía Científica los restos de los focos de los trenes.

YO ACUSO al general Félix Hernando, responsable de la UCO de la Guardia Civil, de mantener una línea de conducta supuestamente orientada a la ocultación y manipulación de pruebas con incumplimiento de sus deberes profesionales, al transmitir a la Comisión de Investigación parlamentaria, al juez instructor y al propio tribunal del 11-M información falsa o gravemente errónea sobre la investigación de la trama de explosivos en Asturias y el papel de sus confidentes en la misma, y al dar presuntamente instrucciones a su subordinado el alférez Jaime Trigo para que tratara de destruir la nota informativa que demostraba esa falsedad.

YO ACUSO al alférez de la UCO Jaime Trigo de mantener una línea de conducta supuestamente orientada a la ocultación y manipulación de pruebas al dirigirse al entonces segundo jefe de la Comandancia de Oviedo, Francisco Javier Jambrina, y pedirle, según su testimonio judicial, la destrucción de la nota que dejaba en evidencia a su superior Félix Hernando.

YO ACUSO al actual comisario jefe de la Policía Científica, Miguel Ángel Santano, y a sus subordinados Pedro Mélida, José Andradas y Francisco Ramírez de mantener una línea de conducta supuestamente orientada a la manipulación y ocultación de pruebas al «alterar» de «forma inveraz» -tal y como ha establecido la Justicia- un informe pericial que podía contradecir la versión oficial de lo ocurrido, dejando patente que -al margen de la propia trascendencia de dicho informe- existía una consigna política para orientar la investigación en una única dirección.

YO ACUSO al mando de la Policía Científica Alfonso Vega, jefe de la pericia ordenada por el tribunal del 11-M, de entorpecer la acción de la Justicia al poner trabas al trabajo de sus compañeros y al alentar en su propio informe al tribunal las más extravagantes teorías para tratar de justificar la aparición en los análisis de componentes químicos que echaban por tierra la versión oficial de los hechos.

YO ACUSO al juez Juan del Olmo de grave negligencia e incompetencia profesional al permitir la destrucción de pruebas esenciales como los propios trenes, al no asegurarse de que la Policía hubiera cumplido los protocolos establecidos para el análisis de explosivos, al concluir la instrucción sin tan siquiera contar con una prueba pericial de lo que estalló en los trenes, al permitir el incumplimiento de las normas de custodia de las pruebas, al orientar unidireccionalmente las investigaciones y al perseguir con saña sin «ponderación, mesura ni equilibrio» a los dos policías que podían poner en evidencia algunos aspectos irregulares de las mismas, tal y como acaba de establecerlo la Justicia.

YO ACUSO al juez Javier Gómez Bermúdez de negligencia profesional, al incluir en la sentencia graves errores materiales de carácter fáctico en relación al resultado de la pericia de explosivos; de inconsistencia intelectual, al no reflejar en la sentencia las consecuencias lógicas del resultado de la prueba pericial por él mismo encargada; de incoherencia personal, al defraudar las expectativas por él mismo alentadas cuando comunicó a las víctimas que algunos policías irían «caminito de Jerez»; de frivolidad, imprudencia y posible revelación de secretos, al colaborar en el libro de su esposa sobre el juicio, y de manipulación política, al hacer una presentación sesgada, tendenciosa y distorsionada de la sentencia. Vergüenza sobre vergüenza.

YO ACUSO a los jueces Alfonso Guevara y Fernando García Nicolás de negligencia profesional, al suscribir los graves errores materiales de carácter fáctico incluidos en la sentencia, al respaldar las inconsecuencias del ponente en relación al resultado de la pericia de explosivos y al respaldar pasivamente su presentación sesgada, tendenciosa y distorsionada de la sentencia.

YO ACUSO a la fiscal del caso, Olga Sánchez, y a su superior directo, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, de negligencia profesional e incumplimiento de las obligaciones que se derivan del Estatuto del Ministerio Público al impulsar una investigación unidireccional, ceñida a la conveniencia del Gobierno, y desdeñar el valor probatorio de la evidencia científica mediante expresiones como: «En los trenes estalló Goma 2 ECO y vale ya» o «Da igual el explosivo que se utilizara».


Nos mintieron, nos engañaron. Ellos son los culpables. Caiga sobre ellos la vergüenza pública con la que los griegos dejaban fuera de la política (de la vida de la ciudad) a aquellos que eran indignos: el ostracismo. Ellos debían defendernos de los malvados y sembraron la verdad de mentiras. Ellos debían buscar al verdad y abrazaron la mentira. Ellos sabían que no explotó Goma 2 ECO. ¿Por qué mintieron? ¿A quién ocultan?

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