Exclusiva: los Obispos se oponen al aborto

Llevábamos años esperando conocer la noticia. La posición de la Iglesia sobre el aborto (IVE para los progres hispanos) ha sido desde siempre un misterio. Es sabido que los misterios de Fátima y la posición de la Iglesia sobre el aborto son los misterios más insondables que se guardan en las catacumbas vaticanas y con copia en Añastro (sede de la Conferencia Episcopal). Sólo así se explica el revuelo que ha causado la nota de la Conferencia Episcopal sobre la reforma de la ley del aborto que planea el Gobierno socialista. La nota dice algo que la Iglesia ha defendido siempre: el aborto es un grave pecado, que conlleva la pena de excomunión para todos aquellos que cooperen con él. Acto seguido informa y conmina a los diputados católicos a que voten en contra de la reforma de la ley, ya que 'ningún católico puede apoyar con su voto una ley que defienda el aborto'.

¿A qué es intolerable? ¿Cómo puede la Iglesia dar su opinión sobre un asunto moral como este? Todo el mundo sabe que la izquierda que votará a favor es muy pía y estaba esperando que la Iglesia les permita votar a favor y abortar en su caso. Así se explica que la papisa Salgado se haya puesto hecha un basilisco porque la Iglesia ha dicho esto. Copiamos unas frases para analizar si lo que dice la Iglesia es tan escandaloso y novedoso:

el derecho a la vida no es una concesión del Estado, es un derecho anterior al Estado mismo y éste tiene siempre la obligación de tutelarlo. En cambio carece de autoridad para establecer un plazo, dentro de cuyos límites la práctica del aborto dejaría de ser un atentado contra el derecho a la vida.
Es necesario sostener la afirmación irracional de que durante algún tiempo determinado el ser vivo producto de la fecundación humana no sería un ser humano, porque sería muy duro reconocer que sí lo es y al mismo tiempo afirmar que se le puede quitar la vida simplemente porque así lo decide quien lo gesta. Sería tanto como reconocer que hay un derecho a matar a un inocente.
El Evangelio de la vida proclama que cada ser humano que viene a este mundo no es ningún producto del azar ni de las leyes ciegas de la materia, sino un ser único, capaz de conocer y de amar a su Creador, precisamente porque Dios lo ha amado desde siempre por sí mismo. Cada ser humano es, por eso, un don sagrado para sus padres y para toda la sociedad. No ha de ser considerado jamás como un objeto subordinado al deseo de otras personas. Su vida no puede quedar al arbitrio de nadie, y menos del Estado, cuyo cometido más básico es precisamente garantizar el derecho de todos a la vida, como elemento fundamental del bien común.
Son palabras que pueden mover a la reflexión, al debate público. Es una opinión más y tan valiosa como la de otros agentes sociales (palabro extraño este) y que puede ser debatida, criticada, combatida si se quiere, pero aquí, como en el caso del preservativo y el Papa u otros, lo que se quiere negar es el derecho a la Iglesia de expresar su opinión. Y es totalitarismo puro. A mí no me gusta la opinión que sostiene la izquierda en lo referido al aborto, pero no puedo negarles el derecho a defenderla. Otra cosa es que yo pretenda convencer con argumentos a otros de la bondad de mis argumentos para que pasen a defenderlos también. Pero eso no es imposición ni nada que se le parezca...

Sobre la tontería de Mariano sobre que él no sigue a la Iglesia, mejor no diré nada para no amargar el fin de semana... simplemente que ¡¡mira que nos ponen difícil el defenderles!!

Comentarios

Entradas populares de este blog

El primer ministro australiano y la inmigración

Bruselas, última parada?

Discutiendo sobre sistemas políticos