El Papa en Turquía, defendiendo la libertad

Su Santidad Benedicto XVI está ya en Turquía, donde dará aliento a los más de 35.000 católicos que viven casi en la clandestinidad en un país donde 'de facto' se niega la libertad religiosa, donde los templos católicos son ocultos y debe uno buscarlos bien si quiere encontrarlos, donde ser cristiano es negarte la posibilidad de ascenso social. Pues allí ha acudido el sucesor de Pedro a sostener la fe del rebaño de Cristo. Esa es la primera misión de Benedicto XVI en Turquía. Sólo esta razón vale la pena para que el viaje deba realizarse.

Pero el Papa además va a conversar con el Patriarca Ortodoxo Bartolomé I en su intento, ya iniciado por el Siervo de Dios Juan Pablo II, de lograr la unión entre la iglesia ortodoxa y la católica. Mucho es lo que nos une y muy poco lo que nos separa. Con respecto a esa cuestión (sólo nos separa una frase pequeña en el Credo -el 'Filioque procedit' frente al 'trans Filio procedit', refereido al Espíritu Santo- y la primacía de Pedro) de la primacía de Roma, Juan Pablo II comentaba que no podía renunciar a tener esa primacía (es un dogma), aunque la forma de ejercerlo, sí era su responsabilidad. Y hay que reconocer que lo hizo bien, como lo está haciendo Benedicto XVI, buscando más el acercamiento al hermano que la imposición. Cumple así su función de 'pontífice', el que tiende puentes entre Dios y los hombres y entre los mismos hombres.

Desde el punto de vista político, al final el presidente Erdogan ha 'encontrado' un hueco en la agenda para conversar con el Papa. La verdad es que se hubiera entendido muy mal el que un país que pretende entrar en el club de la UE (el propio Ratzinger cuando era cardenal se mostró contrario a esa entrada por no compartir los valores comunes de Europa, más cerca el Papa de Adenauer que del masón Giscard) no reciba al líder de la confesión religiosa más importante de Europa y con más influencia en el mundo.

Al final la diplomacia vaticana ha sido como siempre sutil y suave para lograr el acercamiento. Es la ventaja que tiene tener dos mil años de historia, todo se ve con mucha perspectiva en el tiempo.

Comentarios

El Cerrajero ha dicho que…
Es triste pero pienso que ni la sutil diplomacia del Vaticano nos va a librar de convertirnos en Eurabia.
Con los actuales dirigentes europeos será difícil, pero si el 'affaire Ratisbona' nos ha enseñado algo es que se puede mantener el pensamiento libre sin necesidad de ponerse de rodillas. Benedicto XVI no rectificó, sino que explicó el sentido, buscó lo que nos une a todos, y el que quiera que lo acepte, pero esa es mi posición. Simplemene impecable. Pero es que además es la única manera de que nos respeten. Si nos hacemos marxistas al modo Groucho ('estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros'), no lograremos nada... que nos corten el cuello.

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