Tirar con pólvora del rey... y nuestra

Parece que la única forma que han descubierto nuestros gobernantes para sacarnos del atolladero de la crisis es gastar más. Pero no de su dinero, sino del nuestro. Saquear el bolsillo de los ciudadanos es lo único que estas lumbreras han logrado sacar de su inteligencia. Pero es que además, ni siquiera podemos esta vez mirarnos en otros países buscando consuelo. Ni los liberales EEUU se salvan esta vez de la aplicación de las políticas keynesianas. El Estado ha decidido hacer de padre y salvarnos a todos del capitalismo. El resultado es que nos arruinarán para las próximas generaciones, aunque, eso sí, ellos podrán mantener sus poltronas unos meses o años más.

Parece existir el convencimiento entre mucha gente, quizá movidos por el miedo, de que sólo con gasto público se podrá salir de la crisis. Y es que resulta paradójico que quienes no han sido capaces de predecir la crisis, de adelantarse a ella, de ponerle remedio en el tiempo que llevamos, ahora nos pidan fe en sus decisiones para sacarnos de ella. Pero, seamos racionales. ¿Podemos pensar que dándole dinero a unos señores que han llevado su banco a la ruina por su mala gestión, asumiendo riesgos que ninguno de nosotros asumiríamos en nuestra vida profesional o personal, van a conseguir reflotarlo? ¿No será más bien que lo que hacemos es retrasar el problema a un futuro, cuando se les acaben los nuevos fondos?

¿Y qué decir del mal llamado gasto social? El Estado está gastando una cantidad ingente de dinero en hacer la competencia a las empresas privadas en sectores que necesitarían muy poca presencia del Estado: Sanidad, Educación, por ejemplo son casos evidentes. El Estado sufraga cientos de miles de funcionarios en hospitales que podrían estar gestionados de forma más eficiente por gestores privados. La Educación es otro de esos servicios que en muchos casos pueden ser perfectamente gestionados por la iniciativa privada.

Pero antes de tocar ese gasto social, el Estado puede reducir, en el caso de España, su tamaño y sus gastos. Tenemos 17 Autonomías que gastan más que muchos países de tamaño medio, que abren embajadas en el extranjero, subvencionan el cine en una lengua minoritaria mientras las fábricas se cierran porque la Administración no paga sus deudas. El Estado Central gasta en subvenciones al cine más de lo que éste ingresa por taquilla. Tenemos más coches oficiales que los EEUU, Tenemos políticos repartidos en Ayuntamientos, parlamentos nacionales y autonómicos, parlamentos europeos, todos ellos con sus asesores y coches oficiales y escoltas y secretarias y...

Gastamos dinero en las cosas más peregrinas (bueno, el gastamos es un tanto ambicioso, se lo gastan nuestros gobernantes). Penalizamos el desarrollo tecnológico con el robo del canon a la SGAE y demás entidades.

Pero no todo van a ser tortas para los políticos. La culpa de esto es, aquí sí, nuestra. Siempre esperamos que el Gobierno haga algo, en lugar de esperar que no nos moleste demasiado y que nos deje hacer. Quizá es una herencia franquista, pero siempre estamos a la espera de que una subvención, un piso en forma de EMV, o un subsidio nos libre de trabajar, de pensar, de ser libres.

El otro día una encuesta me hacía temblar: casi el 80% de los jóvenes aspira a ser funcionario. ¿Crear? ¿Emprendedores? El sueño es vivir de la sopa boba, del bolsillo del resto de los españoles. ¿Y nos extrañamos de la crisis? ¿Queremos competir así? ¿Nos extraña que peronistas como ZP sean vencedores en las elecciones?

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