Bravo por la justicia gala: 'el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer'
Decían Asterix y Obelix que 'están locos estos romanos'. Hoy lo cambian por 'están locos estos hispanos': liberamos a terroristas, traicionamos a nuestros aliados, casamos a los homosexuales, nos apuntamos al 'harakiri' energético...
Pues bien, al menos los galos tienen aún el sentido común de llamar a las cosas por su nombre y no trastocar la verdad de las palabras. El Tribunal de Casación francés ha anulado el primer 'matrimonio homosexual' celebrado en el país vecino con el argumento, de sentido común, de que ‘el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer’. De esta manera, el matrimonio civil contraído por Stéphane Chapin y Bertrand Charpentier en el verano de 2004 por el alcalde de Bègles y diputado del partido Los Verdes, Noël Mamère, ha quedado invalidado. Los 'progres' franceses, en la línea de la progresía ridícula europea, ha puesto el grito en el cielo. A estos las decisiones de los tribunales solo valen cuando favorecen a sus intereses: es lo que Lenin llamaba la 'justicia revolucionaria' que solía terminar en Paracuello o Katyn.
Lo bueno es que puede ocurrir que la sentencia del máximo tribunal francés (sobre todo si gana Sarkozy y se evita la definición zapateril que haría 'Segolène, ohlala' del matrimonio) siente jurisprudencia europea, ya que debe haber una cierta armonía fiscal en los países de la unión. Parece que tras ciertos ramalazos progres, Europa puede volver al sentido común (Sarkozy, Merkell, Holanda y sus democristianos, etc.). Esperemos que España no llegue veinte años tarde como siempre.
Pues bien, al menos los galos tienen aún el sentido común de llamar a las cosas por su nombre y no trastocar la verdad de las palabras. El Tribunal de Casación francés ha anulado el primer 'matrimonio homosexual' celebrado en el país vecino con el argumento, de sentido común, de que ‘el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer’. De esta manera, el matrimonio civil contraído por Stéphane Chapin y Bertrand Charpentier en el verano de 2004 por el alcalde de Bègles y diputado del partido Los Verdes, Noël Mamère, ha quedado invalidado. Los 'progres' franceses, en la línea de la progresía ridícula europea, ha puesto el grito en el cielo. A estos las decisiones de los tribunales solo valen cuando favorecen a sus intereses: es lo que Lenin llamaba la 'justicia revolucionaria' que solía terminar en Paracuello o Katyn.
Lo bueno es que puede ocurrir que la sentencia del máximo tribunal francés (sobre todo si gana Sarkozy y se evita la definición zapateril que haría 'Segolène, ohlala' del matrimonio) siente jurisprudencia europea, ya que debe haber una cierta armonía fiscal en los países de la unión. Parece que tras ciertos ramalazos progres, Europa puede volver al sentido común (Sarkozy, Merkell, Holanda y sus democristianos, etc.). Esperemos que España no llegue veinte años tarde como siempre.
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