Pablo Iglesias, ese terrorista. Largo Caballero, ese genocida.

Copio algunas frases del fundador del PSOE, que aún tiene su imagen en todas las sedes del partido que nos gobierna (eso es un decir). Abominamos de Sabino Arana por racista, pero Pablo Iglesias no anda a la zaga en lo referente a sectarismo y violencia. Ahí va la primera muestra:

Los socialistas estarán en la legalidad mientras la legalidad les permita adquirir lo que necesitan; fuera de la legalidad cuando ella no les permita realizar sus aspiraciones.

Todo un demócrata al que los socialistas de hoy siguen teniendo por modelo e icono. Pero Pablo Iglesias llega más lejos en su odio sectario y amenaza a un diputado, ex-presidente del Gobierno. Luego hablan de cien años de honradez y democracia. Pues su fundador creía en la democracia, lo mismo que creo yo en Mahoma. Vamos, nada:

Tal ha sido la indignación producida por la política del gobierno presidido por el Sr. Maura, que los elementos proletarios, nosotros de quien se dice que no estimamos los intereses de nuestro país, amándolo de veras, sintiendo las desdichas de todos, hemos llegado al extremo de considerar que antes que su señoría suba al poder debemos llegar al atentado personal.

¿A alguien le extraña que podamos pensar que un partido que tiene por fundador a semejante sujeto y que no abomina de él pueda estar detrás del 11-M? Todo por lograr el poder, 'dentro de la legalidad mientras la legalidad' sirva a sus fines y 'fuera de la legalidad' cuando no lo permita. Democracia Popular al soviético modo.

Pero hay más. Está el 'Lenin español', Largo Caballero. Este tipejo tiene otras perlas del tipo.

Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada.

Y llamadas a la Revolución, sin importar nada 'el qué dirán'. Bolchivismo en estado puro:

La clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la revolución.

Más claro no se puede ser. Pues sí, la definición del genocidio es clara en los medios dirigidos por este 'adalid del socialismo', cuya efigie está alabada por los socialistas españoles:

¿Programa de acción? Supresión de todas las personas que por su situación económica o por sus antecedentes puedan ser una rémora para la revolución.

Nuestro presidente Rodríguez Zapatero se declara así mismo como 'rojo', como sucesor de Largo Caballero. Para que sepamos a qué atenernos, para que la derecha aprenda de la historia las lecciones. Por eso, cuando Rajoy dice que es un incompetente, se queda corto, es más que eso, es un programa sectario en el que colaboran en violencia los nacionalismos extremos (ETA-Batasuna y ERC), el lobby gay y la extrama izquierda del Pretige y el 13-M. Igual que en la República, que tanto le gusta al presidente, y en palabras de Alcalá-Zamora (presidente de la misma), se dictan las normas que 'invitan a la guerra civil, desde lo dogmático, en que impera la pasión sobre la serenidad justiciera, a lo orgánico, en que la improvisación, el equilibrio inestable, sustituyen a la experiencia y a la construcción sólida de poderes'. Y hoy tenemos de nuevo a un irresponsable malvado al frente del país, para seguir en la misma línea, construir una España sin la mitad de ella, que no tiene derecho a ostentar el poder, ya que sólo la izquierda es legítima para ocuparlo. Aprendamos las lecciones de la historia, aprendamos de Asturias en 1934, de Paracuellos en 1936... todo de lo que estos se enorgullecen.