La notificatio sobre Jon Sobrino

Son varios los comentarios que he leído estos días sobre la notificatio que la Santa Sede a enviado a Jon Sobrino sobre sus escritos. Antes de copiar algunos párrafos sobre la cuestión, algunos comentarios previos:

1. La Teología de la Liberación plantea una visión de Cristo materialista, basada en la lucha de clases, según la cuál se pierde la perspectiva de Cristo-Dios.
2. Esta doctrina ha sido condenada de forma unánime por varios Papas desde hace años.
3. Los miembros de la Compañía de Jesús realizan un voto de obedicencia a Roma que se suma a los ya tradicionales de pobreza, castidad y obediencia.

Los argumentos contra la Teología de Sobrino, que son similares a los ya reiterados sobre la Teología de la Liberación, están mejor explicados aquí, aunque copio algunos párrafos:

La Congregación no pretende juzgar las intenciones subjetivas del Autor, pero tiene el deber de llamar la atención acerca de ciertas proposiciones que no están en conformidad con la doctrina de la Iglesia. Dichas proposiciones se refieren a: 1) los presupuestos metodológicos enunciados por el Autor, en los que funda su reflexión teológica, 2) la divinidad de Jesucristo, 3) la encarnación del Hijo de Dios, 4) la relación entre Jesucristo y el Reino de Dios, 5) la autoconciencia de Jesucristo y 6) el valor salvífico de su muerte.

Es igualmente llamativo el modo como el Autor trata los grandes concilios de la Iglesia antigua, que, según él, se habrían alejado progresivamente de los contenidos del Nuevo Testamento. Así, por ejemplo, se afirma: "Estos textos son útiles teológicamente, además de normativos, pero son también limitados y aun peligrosos, como hoy se reconoce sin dificultad"

No niega el carácter normativo de las formulaciones dogmáticas, pero, en conjunto, no les reconoce valor más que en el ámbito cultural en que nacieron. No tiene en cuenta el hecho de que el sujeto transtemporal de la fe es la Iglesia creyente y que los pronunciamientos de los primeros concilios han sido aceptados y vividos por toda la comunidad eclesial. La Iglesia sigue profesando el Credo que surgió de los Concilios de Nicea (año 325) y de Constantinopla (año 381). Los primeros cuatro concilios ecuménicos son aceptados por la gran mayoría de las Iglesias y comunidades eclesiales de oriente y occidente. Si usaron los términos y los conceptos de la cultura de su tiempo no fue por adaptarse a ella; los concilios no significaron una helenización del Cristianismo, sino más bien lo contrario. Con la inculturación del mensaje cristiano la misma cultura griega sufrió una trasformación desde dentro y pudo convertirse en instrumento para la expresión y la defensa de la verdad bíblica.

Con sus aserciones de que la divinidad de Jesús ha sido afirmada sólo después de mucho tiempo de reflexión creyente y que en el Nuevo Testamento se halla solamente "en germen", el Autor evidentemente tampoco la niega, pero no la afirma con la debida claridad y da pie a la sospecha de que el desarrollo dogmático, que reviste según él características ambiguas, ha llegado a esta formulación sin una continuidad clara con el Nuevo Testamento. La confesión de la divinidad de Jesucristo es un punto absolutamente esencial de la fe de la Iglesia desde sus orígenes y se halla atestiguada desde el Nuevo Testamento.


La relación de Jesús con Dios no se expresa correctamente diciendo que era un creyente como nosotros. Al contrario, es precisamente la intimidad y el conocimiento directo e inmediato que él tiene del Padre lo que le permite revelar a los hombres el misterio del amor divino. Sólo así nos puede introducir en él.

La teología nace de la obediencia al impulso de la verdad que tiende a comunicarse y del amor que desea conocer cada vez mejor a aquel que ama, Dios mismo, cuya bondad hemos reconocido en el acto de fe. Por eso, la reflexión teológica no puede tener otra matriz que la fe de la Iglesia. Solamente a partir de la fe eclesial, el teólogo puede adquirir, en comunión con el Magisterio, una inteligencia más profunda de la palabra de Dios contenida en la Escritura y transmitida por la Tradición viva de la Iglesia. La verdad revelada por Dios mismo en Jesucristo, y transmitida por la Iglesia, constituye, pues, el principio normativo último de la teología, y ninguna otra instancia puede superarla.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Miguel,
La Teologia de la Liberacion, no es marxista en si misma. Esta basada en Cristo liberador en "La opcion preferencial por los Pobres".
El problema surgio con la aplicacion de esta Teologia de los Pobres y para los Pobres en la Sudamerica, explotada por el materialismo y el capitalismo salvaje norteamericano. Que no ha hecho mas que explotar salvajemente a Sudamerica, bien con titeres y dictadores afines a los EEUU.
La Teologia de la Liberacion,esta basada en el mensaje Salvifico de Jesucristo, Dios, pero tambien hombre.
2) Juan Pablo II, como buen hombre polaco, que habia experimentado la dictadura y la represion marxista. Penso que La Teologia de la Liberacion, queria imponer el marxismo en Sudamerica. Ni mucho menos. El problema surgio cuando Reagan presiono a Juan Pablo II, para que desautorizara a la iglesia comprometida sudamericana.
3-Todavia hoy mas de 25 agnos despues del asesinato de Mons Romero, el crimen sigue sin ser esclarecido y Juan Pablo II paralizo el proceso de su canonizacion. Mons Romero visito Roma en 1979, para tener una audiencia con Juan Pablo II y presentarle e informarle de todo la represion que ocurria en EL Salvador y no fue ni escuchado.
4-Los Martires Jesuitas de la Universidad Centro Americana, murieron por su fe, defendiendo a los mas pobres, de la explotacion de la oligarquia salvadoregna. Ni una mencion por el Vaticano, sobre esta gente.
Gonzalo
Anónimo ha dicho que…
Interesante ambas posturas. A lo mejor el error está en que se confunde el mensaje principal y los secundarios. A lo mejor el error está en que buscando la opción por un mundo más justo se olvida uno que hay que irse al cielo y ...
Efectivamente, creo que Gonzalo confunde (sin querer) el mensaje de salvación de Cristo con la necesaria llamada a un mundo más justo. Puede ocurrirnos como a los primeros doce que siguieron a Jesús: ante las injusticias que cometían los romanos pensaron que Jesús sería el Mesías que les liberara, y Cristo apostaba por un 'mesianismo' espiritual, que si es vivido conlleva el material, pero no al revés...

Creo que Sobrino y Romero actuaban de buena fe. Equivocados en mi opinión (que no cuenta mucho) y en opinión de la Iglesia (que sí cuenta y debe ser la que cuente para un católico), pero de buena fe. De hecho la propia notificatio afirma que no se juzgan las intenciones del autor sino su contenido.

Sin juzgar esas intenciones, lo que afirmo es que un teólogo cristiano debe someter su juicio siempre a la mayor autoridad de quien tiene esa misión encomendada por Cristo. Esa sería una demostración clara de esa 'buena fe'.

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