Las feminazis comecuras
Algunas no están contentas con nada. Acaban de aprobar entre aplausos el aborto libre en España, se han pulido de un plumazo la patria potestad permitiendo que las menores aborten sin consentimiento de los padres, pero no es suficiente. Las feminazis que pululan por la progresía española quieren ahora que el Vaticano sea expulsado de la ONU. La tolerancia parece que no va con ellas. Porque, hasta donde yo sé, el Estado Vaticano, es eso, un Estado miembro más con su derecho de voto como otro cualquiera, aunque, sí es verdad que con alguna influencia en otros estados. Vamos como tienen ciertos países que condicionan las ayudas económicas al desarrollo a que se apliquen planes de esterilización forzosa de mujeres, digamos.
Claro, que un pequeño Estado como el Vaticano tenga voz y voto en las Asambleas y cumbres, les toca en pitiminí a nuestras feministas de cuota y subvención. Y así, liberadas ya del yugo masculino, dueñas de su propia sexualidad (¡qué cosa más triste! Con lo bueno que es la alteridad y la complementariedad, ellas se lo pierden), se proponen ahora, como antes sus padres ideológicos de la cheká, acabar con los curas.
¿Los argumentos? Si a la basura de la ideología de género la podemos denominar argumentos, son simplemente de risa. Resulta que las religiones tienen una opinión diferente sobre los derechos reproductivos (sic) de la mujer. En lugar de debatir, de convencer a otros países (como por cierto hace el Vaticano), lo que se les ocurre a las feminazis patrias es ¡qué prohíban al Vaticano participar! Todo muy democrático, todo muy tolerante.
Seas o no creyente, lo que es evidente es que los supuestos derechos reproductivos de la mujer son discutidos (al menos en la formulación que hace la ideología de género al uso) por todas las concepciones religiosas existentes. Puedes coincidir o no con esas visiones de la cuestión, pero lo que no tiene sentido es querer acallarlas. ¿Dónde está entonces la libertad de aquellos que creemos en esa religión? ¿Tenemos menos derechos que los demás? Al parecer de nuestras feminazis, somos judíos a los que hay que marcar... Todo muy democrático, al parecer.
Claro, que un pequeño Estado como el Vaticano tenga voz y voto en las Asambleas y cumbres, les toca en pitiminí a nuestras feministas de cuota y subvención. Y así, liberadas ya del yugo masculino, dueñas de su propia sexualidad (¡qué cosa más triste! Con lo bueno que es la alteridad y la complementariedad, ellas se lo pierden), se proponen ahora, como antes sus padres ideológicos de la cheká, acabar con los curas.
¿Los argumentos? Si a la basura de la ideología de género la podemos denominar argumentos, son simplemente de risa. Resulta que las religiones tienen una opinión diferente sobre los derechos reproductivos (sic) de la mujer. En lugar de debatir, de convencer a otros países (como por cierto hace el Vaticano), lo que se les ocurre a las feminazis patrias es ¡qué prohíban al Vaticano participar! Todo muy democrático, todo muy tolerante.
Seas o no creyente, lo que es evidente es que los supuestos derechos reproductivos de la mujer son discutidos (al menos en la formulación que hace la ideología de género al uso) por todas las concepciones religiosas existentes. Puedes coincidir o no con esas visiones de la cuestión, pero lo que no tiene sentido es querer acallarlas. ¿Dónde está entonces la libertad de aquellos que creemos en esa religión? ¿Tenemos menos derechos que los demás? Al parecer de nuestras feminazis, somos judíos a los que hay que marcar... Todo muy democrático, al parecer.
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