¿Alguien se ha leído la carta del Papa a Irlanda?

Porque si uno lee la carta y los hechos que están ocurriendo en la iglesia irlandesa, la actuación del Santo Padre parece inmaculada. Copio algunos pasajes de la carta que el pasado fin de semana envió a la Iglesia Irlandesa.

la Iglesia en Irlanda, debe reconocer en primer lugar ante Dios y ante los demás, los graves pecados cometidos contra niños indefensos. Ese reconocimiento, junto con un sincero pesar por el daño causado a las víctimas y sus familias, debe desembocar en un esfuerzo conjunto para garantizar que en el futuro los niños estén protegidos de semejantes delitos. [pto. 2]
hubo una tendencia, motivada por buenas intenciones, pero equivocada, de evitar los enfoques penales de las situaciones canónicamente irregulares. En este contexto general debemos tratar de entender el inquietante problema de abuso sexual de niños, que ha contribuido no poco al debilitamiento de la fe y la pérdida de respeto por la Iglesia y sus enseñanzas. [pto. 4]
entre los factores que han contribuido a ella, podemos enumerar: los procedimientos inadecuados para determinar la idoneidad de los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa, la insuficiente formación humana, moral, intelectual y espiritual en los seminarios y noviciados, la tendencia de la sociedad a favorecer al clero y otras figuras de autoridad y una preocupación fuera de lugar por el buen nombre de la Iglesia y por evitar escándalos cuyo resultado fue la falta de aplicación de las penas canónicas en vigor y de la salvaguarda de la dignidad de cada persona. Es necesaria una acción urgente para contrarrestar estos factores [pto. 4]
Sé que nada puede borrar el mal que habéis soportado. Vuestra confianza ha sido traicionada y violada vuestra dignidad. Muchos de vosotros han experimentado que cuando tuvieron el valor suficiente para hablar de lo que les había pasado, nadie quería escucharlos. Aquellos que sufrieron abusos en los internados deben haber sentido que no había manera de escapar de su dolor. Es comprensible que os sea difícil perdonar o reconciliaros con la Iglesia. En su nombre, expreso abiertamente la vergüenza y el remordimiento que sentimos todos. [pto. 6. A las víctimas de los abusos]
Habéis traicionado la confianza depositada en vosotros por jóvenes inocentes y por sus padres. Debéis responder de ello ante Dios Todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos. Habéis perdido la estima de la gente de Irlanda y arrojado vergüenza y deshonor sobre vuestros semejantes. Aquellos de vosotros que son sacerdotes han violado la santidad del sacramento del Orden, en el que Cristo mismo se hace presente en nosotros y en nuestras acciones. Junto con el inmenso daño causado a las víctimas, un daño enorme se ha hecho a la Iglesia y a la percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa.
Os exhorto a examinar vuestra conciencia, a asumir la responsabilidad de los pecados que habéis cometido y a expresar con humildad vuestro pesar. [pto. 7. A los sacerdotes y religiosos que han abusado de niños y jóvenes]
la justicia de Dios nos llama a dar cuenta de nuestras acciones sin ocultar nada. Admitid abiertamente vuestra culpa, someteos a las exigencias de la justicia, pero no desesperéis de la misericordia de Dios. [pto. 7]
No se puede negar que algunos de vosotros y de vuestros predecesores han fracasado, a veces lamentablemente, a la hora de aplicar las normas, establecidas desde hace largo tiempo, del derecho canónico sobre los delitos de abusos de niños. Se han cometido graves errores en la respuesta a las acusaciones. Reconozco que era muy difícil comprender la magnitud y la complejidad del problema, obtener información fiable y tomar decisiones adecuadas [pto. 11. A los Obispos]
Además de aplicar plenamente las normas del derecho canónico concernientes a los casos de abusos de niños, seguid cooperando con las autoridades civiles en el ámbito de su competencia. [pto. 11]
Añade después algunas consideraciones de tipo espiritual (adoración eucarística, ayunos, etc.) y el anuncio de una visita a Irlanda en los próximos meses.

La lectura completa de la carta deja claro el pesar del Papa y del conjunto de la Iglesia por los graves delitos y pecados cometidos. Sus consecuencias ya han empezado a sentirse y así ya ha dimitido un Obispo por su negligencia en el tratamiento de estos pecados en su diócesis. El Papa ha aceptado inmediatamente su dimisión.

Por todo esto, sorprende los ataques a los que se está sometiendo al Santo Padre Benedicto XVI: como ya hizo su antecesor en cuanto tuvo conocimiento de lo mismo, se ha informado y ha exigido que cada cual admita sus responsabilidades ante Dios y ante los hombres. No cabe otra posibilidad desde un punto de vista cristiano y humano: la justicia debe resarcirse, se debe pedir perdón por aquello que se haya hecho mal para poder evitar estos casos, y, desde la fe, implorar el perdón de Dios y de los hombres (tanto de las víctimas como del resto de la sociedad).

Muchos otros no han hecho ese examen colectivo para pedir perdón por los crímenes que en nombre de tantas ideologías se han perpetrado. Pero en esto, como en tantas cosas, la Iglesia debe dar ejemplo siempre.

Comentarios

rojobilbao ha dicho que…
Habéis traicionado la confianza depositada en vosotros por jóvenes inocentes y por sus padres. Debéis responder de ello ante Dios Todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos. Habéis perdido la estima de la gente de Irlanda y arrojado vergüenza y deshonor sobre vuestros semejantes.

Que t ediga esto el Papa e slo peor que le puede pasar a un sacerdote, desde le punto de vista mental.

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