El futuro de Venezuela

Muchos dirán que poco ha cambiado en Venezuela tras las elecciones legislativas, ya que Chavez sigue teniendo el control de la cámara aunque no con una mayoría holgada para hacer lo que quiera ya que necesitaba 110 diputados y se ha quedado en 95. Podrá hacer leyes, pero no aquellas que requieran mayoría cualificada. Pero lo más sorprendente es que Chavez ha perdido en apoyo popular: la oposición tiene un 52% por primera vez desde la llegada del gorila al poder en 1998. Con ese porcentaje, a la oposición le corresponden 61 diputados, pero parece que algo cambia en Venezuela.

Y es que es muy importante que el tirano pueda perder apoyo y que una derrota democrática esté más cerca. Otra cosa es que, como muchos sospechamos, Chavez acelere la revolución (robolución al modelo cubano) y esta sea la última vez que llama a las urnas a los venezolanos. La represión puede aumentar sin límites, y más cuando al frente del ejército están infiltrándose comunistas cubanos. El liberticida es liberticida siempre, lo único deseable es que España apoye a los opositores que desean una democracia homologable con Occidente en Venezuela y no que se encame con el gorila en una voluptuosa relación que produce vergüenza. Es necesario que Chavez abandone cuanto antes el poder para que los venezolanos puedan ser libres, prosperar (es uno de los principales productores de petróleo del mundo) y sentirse orgullosos de su patria. A eso debemos ayudar los españoles, estando siempre con la libertad y no con los dictadores.

NOTA: esta mañana en Onda Cero, Carlos Herrera afirmaba que el petróleo ha sido una desgracia para Venezuela. El argumento era que el país se había centrado en esa industria, cerrando las puertas al desarrollo en otras áreas. El profesor Rodríguez Brown le ha llevado la contraria enseguida, y estamos de acuerdo con él. El petróleo es un bien, supone una enorme fuente de ingresos que invertir. Pero como pasa en los países árabes, esos petrodólares se emplean en la corrupción continua del régimen, Chavez compra apoyos internacionales con estados títere como Bolivia, Nicaragua o Ecuador, en financiar a los más diversos grupos terroristas desde las FARC a ETA pasando por grupos iraníes. El problema, querido Herrera, no es el petróleo, sino lo que se hace con él...

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