¿Y ahora qué?

José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy Brei se han reunido tras el anuncio de ETA de ¿volver a las armas? (¿es qué alguna vez las habían abandonado?). Ahora, el señor que ocupa La Moncloa dice que será firme ante la ETA; el otro, para no quedarse descolocado dice que vale, que si es para eso, que cuente con él. Ahora el descolocado es el presidente. Le tendió la trampa de forzar el fracaso con la entrevista en Cuatro, las patadas (al dirigente del PP y al Diccionario) de Pepiño, y Rajoy lo tenía difícil: si entraba duro es que no quería el acuerdo, si blando es que se 'arriolizaba'. No le envidió la suerte.

El problema lo tenemos los ciudadanos. Y el responsable... todos. Hoy, por obra y gracia del señor presidente, ETA es más fuerte. Cambió la política antirerrorista, hizo un Estatut de espaldas a los ciudadanos, no buscó el acuerdo con la otra fuerza que puede gobernar. Permitió que ETA volviera a los ayuntamientos. Ahora la relación entre las dos personas que están llamadas (uno u otro) a gobernar el país, que deberían estar condenados a entenderse, es tensa, complicada. Zapatero siente desprecio por Rajoy, Rajoy desconfía de las intenciones del presidente. Son dos jugadores de póker ante una mano dificil. Mientras, una capucha negra con boina se ríe entre dientes... ¡y lo he hecho syo solito con dos comunicados! Uno declarando una tregua (¿quién es el insensato que se día de una banda de delincuentes?) y otro rompiéndola (¿y qué si son simples asesinos?).

La única salida, que hablen los ciudadanos. Somos los grandes perjudicados. De la lucha electoral uno será presidente, y el otro será decapitado por su partido... nuevos líderes, nuevos encuentros... o desencuentros.

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