Sobre el maniqueísmo y otras lindezas

Últimamente, como si se tratase de una consigna (uno conoce a la izquierda y ya se sabe como funciona -ejemplos como Prestige, guerra de Irak, etc... no faltan-), empieza uno a leer en este blog y otros lo de que somos 'maniqueos', 'buenos y malos', 'rojos y azules'.... Y creo que ya ha llegado el momento de aclarar ciertas cosas.

La verdad y el bien no se encuentran en una equidistancia entre la mentira y el mal. Si uno detecta la verdad o el bien, debe abrazarlo y si es la mentira o el mal rechazarlo. Eso no es ser maniqueo, es simplemente coherencia. De un tiempo a esta parte, parece como si tener ideas claras, como si tener claro lo que está bien y lo que está mal moralmente (por ejemplo) fuera sinónimo de 'tipo peligroso' y 'poco demócrata'. Parece que la democracia es un aceptar que 'todo es relativo' y que 'cada cual que piense lo que quiera'. ¡Claro que cada cual puede pensar lo que quiera! Pero del mismo modo que algunos lectores de este blog no están de acuerdo con mis apreciaciones, yo no lo estoy con las suyas. Algunos ejemplos en los que creo, además, que no se puede ser equidistante:

  • La defensa de la vida: la reciente ley de reproducción asistida (aprobada con la abstención del PP - ¿véis? No estoy de acuerdo con el PP-) es un ataque directo a la vida del embrión, ser humano igual que tú y que yo. La eutanasia es un atentado directo a la vida del enfermo, anciano o disminuido, más propia de regímenes nazifascistas que de una democracia. Deberíamos velar porque esas personas encuentren en nuestra sociedad unas condiciones de vida que la hagan 'habitable'. ¿Qué decir del aborto? Asesinar a un no-nacido dentro del que debía ser el lugar más seguro para él: el vientre de su madre. Y que una mujer que se encuentra en una situación dificil, muchas veces sola (cuando el -no lo etiquetaremos- padre desaparece, la familia no comprende) decida tomar el camino de enmedio es comprensible, pero no lo es el que médicos, enfermeras y políticos hagan lo mismo. Su obligación es mantener la cabeza en su sitio. Con la defensa de la vida, no caben equidistancias: o se está por la vida o por la muerte.
  • El matrimonio y la familia: llamar matrimonio a cualquier tipo de unión no útil para el desarrollo de la sociedad no se ajusta a la verdad de las cosas. Denunciar que es mentira que sea matrimonio la unión de dos hombre o de dos mujeres, no es extremismo. Como no lo es el decir que el sol sale por el Este. ¿O acaso aceptarían ustedes, por consenso, que salga por el suoeste y así contentar a todos? ¿Que quieren unirse? ¿Quién lo critica? Pero eso no es un matrimnio, será otra cosa.
  • La defensa de la libertad de conciencia y educación: una de las grandes mejoras que han traído los tiempos modernos es que nadie es condenado por sus ideas. Religiones, reyes y déspotas varios han condenado y condenan a los disidentes. Hoy eso no es posible, o no debería serlo. Ataques como los que realiza el lobby gay contra todos aquellos científicos que no aceptan sus tesis, o los que los ecologistas hacen contra todos aquellos que expresan/expresamos dudas sobre la veracidad del cambio climático y la influencia del hombre en él, no son defendibles. Unida a esta libertad de conciencia individual, está la defensa de la libertad de los padres para que sus hijos no reciban en la escuela (subsidiaria al fin y al cabo) valores contrarios a los deseados por los legítimos portadores de la patria potestad.
Son sólo unos ejemplos, pero podemos citar algún otro. Negociar en términos de igualdad con una panda de asesinos y cuando estos rompen las negociaciones no reconocer que uno estaba equivocado y que a lo mejor, pese a que se tenía buena intención, los que decían que era un error tenían razón, no es precisamente muy discutible.

Los progres (definamos progre: aquel que es antiamericano, antioccidental en general, en España laicista de todo cariz, nunca de derechas, ecologista que viaja en coche y consume electricidad al modelo Gore, enemigo de la familia tradicional y amante de modelos alternativos como la homosexualidad, lesbianismo, menage à trois y todo aquello que algún cura u obispo haya dicho que no le parece bien; dialogante con todo el mundo menos con los que son americanos, pro-occidentales, con valores religiosos o de derechas; incoherente en sus amistades ya que caben desde los fanaticos musulmanes...) no siempre se equivocan. También pondremos ejemplos: la ley de igualdad trae algunos aspectos reseñables como la ampliación de permisos; la concienciación -aunque exagerada en su caso- sobre los problemas medioambientales, la defensa de los derechos de la mujer (hasta que derivó en la locura de género)...

En fin, que no es maniqueo quien tiene ideas claras. Por cierto, algunos estamos dispuestos a perdonar a Zapatero algunas derivas que ha tomado, pero, como creyentes lo sabemos, para el perdón es necesario el dolor de corazón, el propósito de enmienda y el decir los pecados... lo que ocurre es que el laicista marido de Sonsoles no debió atender mucho en el colegio de curas al que fue...

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