Dos años de Zapatero: analicemos (I)


El PSOE cumple 2 años en el Gobierno y se ha lanzado a una campaña de explicación de este tiempo. Evidentemente, que nadie se llame a engaño, no creo que la visión del PSOE y la mía vayan a coincidir. Aunque creo que los hechos suelen ser objetivos y sobre estos nos ceñiremos. Dice el PSOE que su gobierno ha sido 'reformista, dialogante y moderado'. Lo de reformar puede ser cierto, la verdad es que lo ha reformado todo: educación, constitución, estatutos, justicia, etc. aunque para ello se haya saltado todas las normas habidas y por haber durante estos últimos treinta años, como pueda ser el consenso entre las grandes fuerzas políticas.

Ahora bien, lo de dialogante no se lo cree ni él, por mucho que Pepiño Blanco y otros bachilleres se lo repitan. Salvo que por diálogo se entienda ese hablar sólo con los convencidos. Porque si repasamos, vemos que con aquellos con los que no coincide, ni siquiera habla o habla para no hacerles ni caso.

  1. Pseudo matrimonio gay y lésbico: más de un millón de personas se manifiestan en las calles a favor del verdadero matrimonio, por los derechos de los niños a tener un padre y una madre. El dialogo del señor Rodríguez se limitó a no recibir a ninguna de las asociaciones convocantes. No sólo eso sino que el delegado del Gobierno en Madrid insultó la inteligencia de los convocantes y de la sociedad española, asegurando que eran cuatro y el del tambor (vamos un euro de personas: 166.000).
  2. Ley Orgánica de Educación: la manifestación más grande de la historia de la democracia (más de dos millones de personas) termina obligando al presidente del Gobierno a recibir a las asociaciones convocantes. Una vez hecha la foto de rigor, les promete que habrá tiempo para discutir cada punto y les remite al nuevo ministro del Interior, el agitador del 13-M, Alfredo Pérez Rubalcaba, masón para más señas. Ese tiempo quedó en nada, y la ley fue aprobada con carácter de urgencia sin que ni una de las peticiones de la plataforma LOE-no fueran aceptadas.
  3. Diálogo con ETA: tres grandes manifestaciones distintas contra el diálogo con ETA se han visto en Madrid. El presidente Rodríguez les recibe y compara la muerte en asesinato de las víctimas de ETA con la muerte de su abuelo (el republicano, que del otro no se acuerda, es que como no era 'rojo') en la Guerra Civil. No sólo eso, sino que desde diversas instancias del Gobierno se insulta y menosprecia a las víctimas, se les pide sacrificios para traer la 'paz' (esa nueva palabra mantra con la que pretende adormecernos), y como colofón, se pone como Comisionado (¿o comisario?) para las Víctimas a un Gregorio Peces-Barba al que rechazan más del 90% de las víctimas a las que tiene que servir. Todo un ejemplo de diálogo.
  4. El Estatut: he aquí una piedra de toque del carácter dialogante de Rodríguez. Se niega a sentarse a hablar del Estatut con el principal partido de la oposición (PP), ninguneándolo. Aprueba una reforma inconstitucional de cabo a rabo en la que se define a Cataluña como nación (sic) con menos del 55% de los votos del Parlamento español. Nunca un Estatuto de Autonomía contó con menos apoyo.
Podemos seguir, pero como muestras del carácter dialogante, creo que nos basta.

Lo de moderado es simplemente de risa. Moderado, según el DRAE es 1. adj. Que tiene moderación. 2. adj. Que guarda el medio entre los extremos. 3. adj. Que no es extremista. En cambio, radical es 3. adj. Partidario de reformas extremas, especialmente en sentido democrático. 4. adj. Extremoso, tajante, intransigente. Si el señor Rodríguez se ha definido como 'reformista', 'feminista radical' y 'rojo', y teniendo en cuenta que también el DRAE define al rojo como 4. adj. En política, radical, revolucionario, no puede ser que sea moderado, ya que entonces no sería reformista, ni feminista radical ni rojo. Lo propio de una persona que se define así es ser radical, como ya le dijo Mariano Rajoy, que era el presidente más radical de la historia de España.

En resumen, al reformista, dialogante y moderado, habría que contraponerle la realidad: 'destructivo, intransigente y radical'. He aquí la definición de los dos primeros años (y esperemos que terminen pronto) del 'presidente por accidente' o por 'atentado'.

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