El sindicato de la zeja se cobra los servicios prestados
Zapatero siempre ha cortejado a eso que, pomposamente, se llama 'el mundo de la cultura'. Ha buscado su compañía y su apoyo y estos se lo han dado gustosos. Todos recordamos el obsceno vídeo en el que los multimillonarios artistas se llevaban el dedo índice a la ceja doblándolo ligeramente para imitar la forma que toma la misma en el rostro del señor presidente. Los artistas han colaborado siempre con la izquierda ('comprometidos' los llaman, 'fascistas' si son de derechas, claro) y en el caso de Zapatero, el presidente más ideologizado de la reciente historia de España, lo ha sido especialmente.
Pero ese apoyo no ha sido nunca gratuito. Es de bien nacidos el ser agradecidos, y Zapatero viene de buena familia (todos ellos funcionarios del anterior régimen) y agradece a aquellos que le ayudaron a llegar al poder los servicios que le dieron. Así, la llamada 'ley Sinde' es lo que anhelaban los del 'sindicato de la zeja': poder cerrar webs sin control judicial, con una comisión de supuestos artistas que cerrarán las webs que les parezcan. Bastará con que haya alguna canción o contenido con derecho de autor (un link a un vídeo de Youtube?) para tener la excusa perfecta.
Lo que no han entendido nunca, y ya lo hemos comentado, es que el modelo que nació con las grandes productoras a principios del siglo pasado está muerto. Internet permite la distribución de la cultura de una forma masiva de una forma no conocida hasta ahora. Los conocimientos llegan de un lado a otro del globo en segundos, ¿y queremos ponerle una cerca a ese mar sin orillas, a ese océano de libertad?
Gracias a Dios, esa ley acaba de ser rechazada en el Parlamento. Ya sólo nos queda exigir la dimisión inmediata de una ministra que fue elegida para ser la voz de ese lobby de intereses y que ha fracasado de forma rotunda: Sinde, vete a tu casa!
Pero ese apoyo no ha sido nunca gratuito. Es de bien nacidos el ser agradecidos, y Zapatero viene de buena familia (todos ellos funcionarios del anterior régimen) y agradece a aquellos que le ayudaron a llegar al poder los servicios que le dieron. Así, la llamada 'ley Sinde' es lo que anhelaban los del 'sindicato de la zeja': poder cerrar webs sin control judicial, con una comisión de supuestos artistas que cerrarán las webs que les parezcan. Bastará con que haya alguna canción o contenido con derecho de autor (un link a un vídeo de Youtube?) para tener la excusa perfecta.
Lo que no han entendido nunca, y ya lo hemos comentado, es que el modelo que nació con las grandes productoras a principios del siglo pasado está muerto. Internet permite la distribución de la cultura de una forma masiva de una forma no conocida hasta ahora. Los conocimientos llegan de un lado a otro del globo en segundos, ¿y queremos ponerle una cerca a ese mar sin orillas, a ese océano de libertad?
Gracias a Dios, esa ley acaba de ser rechazada en el Parlamento. Ya sólo nos queda exigir la dimisión inmediata de una ministra que fue elegida para ser la voz de ese lobby de intereses y que ha fracasado de forma rotunda: Sinde, vete a tu casa!
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