Matrimonio, paternidad y formación
Nos escribe el amigo Gerardo sobre la cuestión de la violencia sobre los niños (y los abusos) que se produce dentro del ámbito familiar. Termina con una pregunta de lo más interesante: ¿Qué tan capacitados o incapacitados están las parejas de hoy en día para ser padres? Pues la verdad es que así como nos formamos para muchas cosas en la vida, para el matrimonio y la paternidad/maternidad, no lo hacemos. La Iglesia ha intentado realizar unos cursillos prematrimoniales para poder acceder al sacramento, pero poco supone eso dentro de toda una vida. La formación de los padres queda al albur de su decisión personal. Son excelentes profesionales, algunos dirigen empresas y tienen éxito en grandes facetas de la vida, pero después en su matrimonio, en la educación de los hijos (por no hablar si hay abusos u otras consideraciones). La necesidad de formación para emprender el camino más importante de la vida de una persona, debería ser casi una necesidad.
Pero la sociedad no valora la familia realmente: no se percibe la ruptura familiar como lo que es, un drama, un fracaso, el más grave fracaso que puede tener una persona. La frivolidad sobre esta cuestión es total. Del mismo modo, la sexualidad no es percibida como donación al otro, sino como búsqueda egoísta del placer. Ahondar en ese egoísmo puede terminar en que ya se desee como 'objeto' (¡que bien empleada aquí la palabra!) de satisfacción a los propios hijos. Todo ha sido un camino cuesta abajo en el que últimamente hemos comenzado a coger velocidad, pero que viene de lejos: separar la sexualidad de la procreación, la donación del placer, el amor del sexo...
Que aquellos que van a ser padres reciban la formación adecuada, que al menos sepan qué deben y qué no deben hacer en su labor como padres. No se trata sólo de 'cuidados materiales', se trata sobre todo, de procurarles ese desarrollo armónico como personas. Pero también hemos negado la verdad sobre el hombre dentro de ese relativismo moral y ahora el hombre se 'construye' a sí mismo lejos de toda trascendencia y de verdad objetiva. Uno no es hombre o mujer sino que puede ser en cada ocasión aquello que a sí mismo se dé: heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual masculino, homosexual femenino, bisexual, transexual... y así hasta dónde la imaginación nos lleve... Sin referente objetivo, es imposible recuperar al hombre...
Como se ve, el reto para la familia del mañana estará en la formación, en ser padres y madres preparados para hacer de nuestros hijos 'buenas personas' con valores y firmeza en los mismos pese a la presión de un ambiente enemigo del hombre.
Pero la sociedad no valora la familia realmente: no se percibe la ruptura familiar como lo que es, un drama, un fracaso, el más grave fracaso que puede tener una persona. La frivolidad sobre esta cuestión es total. Del mismo modo, la sexualidad no es percibida como donación al otro, sino como búsqueda egoísta del placer. Ahondar en ese egoísmo puede terminar en que ya se desee como 'objeto' (¡que bien empleada aquí la palabra!) de satisfacción a los propios hijos. Todo ha sido un camino cuesta abajo en el que últimamente hemos comenzado a coger velocidad, pero que viene de lejos: separar la sexualidad de la procreación, la donación del placer, el amor del sexo...
Que aquellos que van a ser padres reciban la formación adecuada, que al menos sepan qué deben y qué no deben hacer en su labor como padres. No se trata sólo de 'cuidados materiales', se trata sobre todo, de procurarles ese desarrollo armónico como personas. Pero también hemos negado la verdad sobre el hombre dentro de ese relativismo moral y ahora el hombre se 'construye' a sí mismo lejos de toda trascendencia y de verdad objetiva. Uno no es hombre o mujer sino que puede ser en cada ocasión aquello que a sí mismo se dé: heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual masculino, homosexual femenino, bisexual, transexual... y así hasta dónde la imaginación nos lleve... Sin referente objetivo, es imposible recuperar al hombre...
Como se ve, el reto para la familia del mañana estará en la formación, en ser padres y madres preparados para hacer de nuestros hijos 'buenas personas' con valores y firmeza en los mismos pese a la presión de un ambiente enemigo del hombre.
Comentarios
A mi mujer y a mí nos han pedido ayuda en la parroquia a la que pertenecemos para echar un cable precisamente en cursillos prematrimoniales. Hemos aceptado. Nos metemos en un buen charco, precisamente por las razones que tu enumeras aquí.
Pero pondremos lo que tenemos para tratar de aportar algo a que puedan ser matrimonios cristianos. Seguro, también, que nos ayudará a nosotros a crecer como familia.