La (in) trascendencia en El Internado
Ayer finalizó una temporada más e El Internado. La verdad es que la serie es interesante. No es para niños, más bien para adultos por mucha de las temáticas que aborda, pero es, desde lugo, de lo mejor que se ofrece hoy en la parrilla televisiva. Para los que no conozcan la serie, se trata de un internado que fue un antiguo orfanato, donde ocurren cosas muy extrañas y multitud de historias paralelas se van cruzando con el ingrediente siempre del misterio y la intriga. Los protagonistas principales son un grupo de tres chicos y dos chicas adolescentes que son el centro de la trama principal. Sinceramente, es una serie muy interesante y entretenida.
Pues bien, la hermana de uno de estos chicos es una avispada chiquilla que responde al nombre Paula. Paula siempre pregunta, todo lo quiere saber. Ella y su amiga inseparable son esos personajes que dan el toque de profundidad en los temas que siempre requiere una serie. Así, en varios episodios ha ido tocando la muerte (es huérfana y ha perdido a sus padres), la reencarnación, la diferencia entre sueño y realidad y, ayer mismo, la magia.
Todas las conversaciones comienzan muy bien, enfocan el problema claramente, las inquietudes de eternidad que tiene una niña que ha sufrido la pérdida de sus padres. Pero a los adlultos a los que pregunta les falta ese toque trascendental que haría posible y creíbles las respuestas a la niña. Así, ayer mismo hablaba con Héctor (su tutor legal y algo más, pero no desvelaré la trama) sobre si existe o no la magia. Paula negaba su existencia, a lo que Héctor le afirmaba que 'existe la magia, hay mucha magia por el mundo, la gente se la encuentra a cada paso, pero algunos la llaman suerte'. No hay ni rastro de la Trascendencia. Hay quien prefiere apelar a la casualidad que a la Providencia Divina. Con razón alguien ha dicho que no hay nadie con más fe que un ateo: con la de muestras que hay alrededor de que Dios existe, ya hay que empeñarse en creer que Dios no tiene nada que ver en la vida de la creación.
Episodios atrás, era con su hermano con quien hablaba sobre la muerte, y sobre si verían alguna vez 'a papá y a mamá'. La respuesta del hermano era de lo más deprimente: la muerte es el final de todo. La niña se resiste a creer qie nmucna más verá a sus padres, que con la muerte, todo se acaba. Al episodio siguiente, tocaba la reencarnación, que, curiosamente, era tratada como factible. Es lo que decimos, hay quien está dispuesto a creer que el alma se reencarna en un búho, antes que creer que el alam inmortal va al Cielo a gozar de Dios.
Es el sino de una sociedad que no es capaz de saciar las ansias de eternidad del ser humano, un ser humano que tiene las mejores condiciones materiales de la historia, pero que sufre de soledad, de falta de sentido. Y eso se trasluce en los mensajes que transmitimos en nuestros medios de comunicación.
Pues bien, la hermana de uno de estos chicos es una avispada chiquilla que responde al nombre Paula. Paula siempre pregunta, todo lo quiere saber. Ella y su amiga inseparable son esos personajes que dan el toque de profundidad en los temas que siempre requiere una serie. Así, en varios episodios ha ido tocando la muerte (es huérfana y ha perdido a sus padres), la reencarnación, la diferencia entre sueño y realidad y, ayer mismo, la magia.
Todas las conversaciones comienzan muy bien, enfocan el problema claramente, las inquietudes de eternidad que tiene una niña que ha sufrido la pérdida de sus padres. Pero a los adlultos a los que pregunta les falta ese toque trascendental que haría posible y creíbles las respuestas a la niña. Así, ayer mismo hablaba con Héctor (su tutor legal y algo más, pero no desvelaré la trama) sobre si existe o no la magia. Paula negaba su existencia, a lo que Héctor le afirmaba que 'existe la magia, hay mucha magia por el mundo, la gente se la encuentra a cada paso, pero algunos la llaman suerte'. No hay ni rastro de la Trascendencia. Hay quien prefiere apelar a la casualidad que a la Providencia Divina. Con razón alguien ha dicho que no hay nadie con más fe que un ateo: con la de muestras que hay alrededor de que Dios existe, ya hay que empeñarse en creer que Dios no tiene nada que ver en la vida de la creación.
Episodios atrás, era con su hermano con quien hablaba sobre la muerte, y sobre si verían alguna vez 'a papá y a mamá'. La respuesta del hermano era de lo más deprimente: la muerte es el final de todo. La niña se resiste a creer qie nmucna más verá a sus padres, que con la muerte, todo se acaba. Al episodio siguiente, tocaba la reencarnación, que, curiosamente, era tratada como factible. Es lo que decimos, hay quien está dispuesto a creer que el alma se reencarna en un búho, antes que creer que el alam inmortal va al Cielo a gozar de Dios.
Es el sino de una sociedad que no es capaz de saciar las ansias de eternidad del ser humano, un ser humano que tiene las mejores condiciones materiales de la historia, pero que sufre de soledad, de falta de sentido. Y eso se trasluce en los mensajes que transmitimos en nuestros medios de comunicación.
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