Aquiles, ¡¡Qué razón tienes!!

Como es lo mismo que hemos defendido aquí muchas veces, copio algunos párrafos de Aquiles y su posición contraria al matrimonio homosexual. Son los hijos como prolongación de la sociedad los que hacen que el matrimonio entre aquellos que pueden tener hijos (un hombre unido a una mujer) sea protegido por el Estado y la sociedad en general. En caso contrario, nada lo justifica, salvo la intención del Estado de entrar dentro de la vida privada de las personas:

Por qué existe el matrimonio? ¿Qué ha conducido a la sociedad a evolucionar en base a la estructura familiar que nace con el matrimonio? Sólo existe una posible explicación, tan sencilla como obvia: su propia supervivencia. La sociedad pasada, presente y futura necesita sobrevivir, y para ello necesita una estructura que permita su supervivencia a lo largo del tiempo (los modelos a lo Aldous Huxley acaban fallando).

Por ello, en el matrimonio, los individuos adquieren una obligación para con toda la sociedad: tener hijos, garantizar la supervivencia del mundo en el que viven. Esa obligación no es baladí, ya que obliga a cuidar, alimentar y educar a los hijos durante muchos años. En compensación el Estado organiza y pone a disposición de las parejas una serie de ventajas que ayudan a aliviar su cometido. En los tiempos actuales, estas medidas se pueden resumir en, además del reconocimiento social, en una serie de ventajas económicas para la pareja: rebaja fiscal, pensión de viudedad en caso de fallecimiento de uno de los cónyuges, herencia, etc.

Pero ¿qué ocurre con el matrimonio homosexual, unión civil, o como se le quiera llamar? Tengo ya los oídos doloridos de oír hablar de derechos, de reclamación de derechos y de igualdad de derechos. Pero aquí nadie ha hablado de obligaciones por ningún lado. Claro, no conviene, porque se destapa el pastel.

El matrimonio homosexual es incapaz, per sé, de engendrar hijos. Por lo tanto es incapaz de colaborar en la prolongación y supervivencia del modelo social establecido. Un matrimonio homosexual no ayuda a la supervivencia del modelo social, no se ve obligado a ejecutar los mismos sacrificios que un matrimonio heterosexual con hijos. Y por lo tanto el Estado no tiene por qué “financiar” esa unión.

El planteamiento es similar al que manteníamos aquí. Este es uno de los debates ideológicos que algunos no quieren dar y que otros estamos empeñados en dar. ¿Por qué? Porque creemos que tenemos razón, porque no somos homófobos por ello y porque a nada hemos de temer en el plano intelectual. El hombre puede lograr la verdad, como Aquiles, simplemente sentándose a pensar un fin de semana...

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