Dos mujeres y un destino

Oir hablar a Esperanza Aguirre y a Rosa Díez anima mucho ante el animus pactatis existente. Porque una cosa es pactar, buscar puntos de acuerdo y otra muy diferente olvidarlo todo, no defender lo que hasta ayer defendías. Lo hemos indicado alguna vez, la democracia elige representantes, pero no los santifica, ni los hace buenos por ganar las elecciones. Mariano parece que no se entera. El PSOE no tiene razón por haber ganado las elecciones, simplemente, los que creemos que la tenemos no lo hemos explicado bien o bien no hemos convencido a los suficientes. habrá que plantear el debate en ese punto ideológico, no en otro.
No me resigno a que el Partido Popular no dé las batallas ideológicas y sea capaz de ganárselas a los socialistas.
Porque somos muchos los que no nos resignamos a lo que hemos vivido estos cuatro años, porque no estamos dispuestos a que nos ahoguen los enemigos de la libertad, aunque sean más.
Basada en los principios liberales y convencida de que el Partido Popular puede y debe liderar una opción que obtenga el apoyo mayoritario de los españoles, hoy quiero proclamar que no me resigno a que nos presenten como un partido antiguo y retrógrado, cuando somos la opción más abierta, más moderna y la única que no tiene hipotecas con su pasado.
Y enumeramos tantas cosas a las que no debemos resignarnos:
No me resigno a que nos arrinconen y nos hagan aparecer como enemigos de los homosexuales, cuando no tenemos ninguna tacha de homofobia en nuestra historia.

No me resigno a que nos etiqueten de anticatalanes cuando somos el único partido que de verdad defiende a los ciudadanos de Cataluña, y no utiliza las legítimas aspiraciones de fomento de la lengua y la cultura catalanas para buscar el poder.

No me resigno a que la política internacional de los socialistas haya llevado a España a la tercera división europea. No me resigno a que, con un porcentaje ínfimo de votos, los nacionalistas acaben dictando la política española.

No me resigno a que para que gane el Partido Popular los votos de la izquierda tengan que dividirse o que la participación sea muy baja.

No me resigno a que tengamos que parecernos al PSOE para aparentar un centrismo o una modernidad, que ya están en las bases de nuestras convicciones y nuestros principios políticos y no en los de ellos, como he señalado.

Y no me resigno a no desmontar todas las trampas ideológicas que nos tienden nuestros adversarios.




Y otra mujer toma dos días después el relevo. Una mujer valiente, una mujer dispuesta a morir allí donde los liberticidas aún reinan debido a la complacencia de tantos meapilas de sacristía (vasca por supuesto) y tantos sociolistos que sólo buscan la poltrona perdida. Esta mujer, socialista, pero defensora de la libertad, da lecciones a tantos que aspiran a presidentes de la oposición.
No apoyaremos a ningún gobierno que no se plantee, como objetivo prioritario de esta legislatura, impulsar un Pacto de Estado para la Educación y devolver al estado la competencia educativa a través de la reforma de la Constitución. Y no he escuchado ningún compromiso del candidato en ese sentido.
Y si la educación es importante, esta luchadora contra ETA, pide más:
Apoyaremos un Pacto de Estado para la derrota de ETA y para luchar contra cualquier tipo de terrorismo. La derrota de ETA exige no sólo declaraciones y órdenes a la policía, sino regeneración democrática: justicia independiente, respeto riguroso a la legalidad y combate contra cualquier forma de legitimación del terrorismo. Hace falta un Pacto de Estado abierto a todos pero suscrito, imprescindiblemente, por el partido del Gobierno y el que es la alternativa. No he escuchado ningún compromiso de usted en ese sentido.
Y contra ese falso relativismo moral que admite todas las ideologías como buenas, comod efendibles, se alza la voz de esta vasca diciendo que no, que Hitler era un criminal, que Stalin era un criminal y que el nacionalismo justifica las barbaridades que otros cometen. No todas las ideologías son iguales.
Cuando usted habló ayer de terrorismo empezó por decir que en su idea de España “caben todas las ideologías imaginables; caben todas las identidades” (aunque no el crimen). No comparto su opinión: en la España que yo quiero no caben todas las ideologías imaginables. Hay ideologías e ideas que son criminales, que conducen al crimen y por eso son incompatibles con la democracia.
Y ante sus antiguos correligionarios de partido, esos que afirmaron que 'Montesquieu ha muerto', reafirma la independencia del poder judicial...
Usted afirmó ayer que: “es preciso gobernar mejor el poder judicial”. Pues no: que el gobierno pretenda gobernar al poder judicial es totalmente contrario a la democracia. La esencia de la democracia es la separación de poderes.
Y ante la burla del señor Z a los que dicen que España se rompe, le contesta esta mujer delgada, pero enérgica que sí, que se rompe. Que es un proceso largo, pero que ocurrirá de no poner remedio.
España se romperá si se rompe la igualdad. Y afirmo que se ha empezado a romper. Le daré algunos ejemplos:

1. La supresión práctica del bilingüismo en el sistema educativo catalán, imitado en Euskadi y Galicia, impide la libre circulación de las familias que se enfrentan a la escolarización de sus hijos en una lengua distinta a la castellana, excluida de los centros públicos.

2. La exigencia abusiva de conocimiento de la lengua cooficial para concursar a puestos públicos discrimina a todos los españoles que viven en una CCAA que no tiene dos lenguas oficiales.

3. Los funcionarios son retribuidos de forma distinta para el mismo empleo en función de la autonomía: caso de los funcionarios de justicia, o de los policías y guardias civiles respecto a los Mossos y la Ertzaintza.

4. Los ciudadanos tienen garantizados en la sanidad pública distintas prestaciones y tratamientos terapéuticos dependiendo de la CCAA en la que vivan. Tampoco son homogéneas las retribuciones de médicos y enfermeras, cuyos salarios, por cierto, están a la cola de los países de la UE, incluso por debajo de los profesionales de nuestro vecino Portugal.
Y oirle decir esto a alguien de izquierdas es reconfortante. Para los que somos creyentes, la laicidad del Estado no es un impedimento, es un garante de la libertad. Pero eso no está reñido con reconocer el valor que las creencias religiosas tienen en la vida de la gente, en su actuar y en la vida pública. No cómo imposición, sino como proposición de vida para aquel que quiera. No se impone la fe, se propone. Y el Estado garantiza que todos podemos expresarla, confesarla y enseñarla en libertad... Aconfesionalidad, no laicismo antirreligioso:
Nos preocupa que, como ha ocurrido en la última campaña, se pida el voto a asociaciones islámicas a cambio de privilegios en los comedores escolares de los centros públicos y cosas semejantes. Ser un partido laico no significa ser antirreligioso o pro ateo. Abogamos por el máximo respeto público a las creencias religiosas, como esperamos que los creyentes respeten la autonomía de las leyes que se da a sí misma la sociedad española, incluso cuando no coincida con sus creencias. No he escuchado de usted ningún compromiso en este sentido.
Esto último es una lástima no escuchárselo a nadie del PP (excepto ese presumir de SorAya sobre que no va a Misa -¿a qué no se atreve a hacer bromas con el Islam?-, como caricatura grotesca de la laicidad), pero al menos tendremos alternativa a la izquierda.

Y ante ese oscurantismo de los grandes partidos, esa falta de respeto a lo que hemos votado (¿acaso los que votaron en su día a ZP en 2004 le autorizaron a negociar con ETA o a oponerse a ella hasta la derrota? ¿Acaso los que hoy hemos votado a Mariano Rajoy le hemos dado el voto para que gallardonee o para que sea oposición?
Entendemos que el voto no es un cheque en blanco, sino un compromiso que se contrae entre los políticos y los ciudadanos. Los compromisos que hemos suscrito con aquellos que depositaron en nosotros su confianza no se corresponden con los que usted ha expuesto hoy en esta cámara. Por eso no puedo darle mi apoyo.

Ahí tenéis los videos de estas dos mujeres con un mismo destino, la libertad de los españoles sin complejos.





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