Otra traición de Mariano, ahora EpC

Mariano Rajoy va a dejar a los secuaces que entregaron a Viriato en santos varones y justos al modelo hebreo. Un político se presenta a las elecciones con un compromiso ante los ciudadanos. Nada tiene que lo avale ante los ciudadanos, salvo su palabra. El voto es la confianza en que uno cree la palabra del candidato. Si no podemos creerle, no puedo darle mi voto. Los americanos (que en esto de democracia tienen experiencia) suelen emplear el ejemplo y la frase: ¿le compraría usted a este hombre un coche usado? La primera vez que se usó fue contra Nixon, mentiroso redomado que dimitió no por espiar a la oposición, sino por mentir a los ciudadanos sobre ello.

Y ponemos esta comparación porque Rajoy parece empeñado en que no podamos comprarle un coche usado ni un cepillo de dientes, vamos. Ha ido cambiando de opinión en algunas cuestiones, ha pasado de tener de número 2 a un liberal reconocido como Manuel Pizarro a tener a un socialista como Ruiz Gallardón, de saltar a degüello frente al estatuto de Cataluña a guardar silencio esperando un pacto con los nacionalistas, defender el derecho de los padres a elegir la lengua de enseñanza de sus hijos, defender a las víctimas del terrorismo frente al nacionalismo y el socialismo, defensa del matrimonio frente a las uniones homosexuales mal llamadas matrimonios... Pues ahora, después de apoyar el derecho de los padres a la objeción de conciencia a Educación para la Ciudadanía, de afirmar que retiraría la asignatura, Mariano Rajoy Brei sólo propone una modificación de contenidos de la asignatura, pero renuncia a la retirada.

Rajoy piensa que como Zapatero es la suma de las plagas de Egipto y los Jinetes del apocalipsis, pues que no tendremos más remedio que votarle. Y quizá tenga razón, pero quizá algún día podamos, como en la Inglaterra de Blair, votar a un partido laborista y abandonemos a esta especie de amalgama sin principios que es el PP. O a lo mejor preferimos provocar la caída de Rajoy para optar por un líder dispuesto a defender unos principios. Porque, señor Rajoy, ¿el PP defiende la libertad de las familias para educar en valores o no? Lo que tiene que hacer el Estado es enseñar Matemáticas a mis hijos y que sepan leer y escribir sin faltas. Lo que ha sido instrucción toda la vida. Que dejen de adoctrinar a mis hijos. Ya defendimos aquí que aunque la EpC la enseñara la Conferencia Episcopal, estaría yo en contra, porque todo el mundo tiene derecho a educar a sus hijos como desee. Pero Rajoy, ¿dónde está?

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