Pozuelo o sembrar vientos


El que siembra vientos, recoge tempestades dice el refranero español. Y eso es lo que pasó la pasada madrugada en las fiestas de Pozuelo de Alarcón. Porque no se le ocurrió nada más feliz al consistorio madrileño que autorizar un botellón en el recinto ferial. Un botellón (para aquellos que nos lean y no sean españoles) es una reunión de jóvenes (y menos jóvenes) donde se bebe en plena calle con material que traen los propios jóvenes. Pueden ustedes imaginarse cómo queda la cosa: cientos de jóvenes borrachos como una cuba, el parque o lugar que usan para tan magna fiesta queda para los restos, los vecinos no duermen... Y a eso lo llaman diversión.

Desde hace unos años, la rendición de las autoridades se ha hecho patente. Las ordenanzas municipales prohíben que se beba en la vía pública. Parece lógico, ya que producen graves problemas de orden público, suciedad, mal ejemplo para los niños, etc. Si a usted se le ocurriera bebiendo por la calle con dos o tres amigos, probablemente sería multado por la autoridad municipal, pero si se juntan cien, la cosa ya es diferente: hay que negociar. Y claro, luego pasa lo que pasa... llegan las fiestas y el Consistorio pone entre paréntesis las ordenanzas municipales y organiza (¡¡él mismo!!) un botellón. Los hechos eran previsibles: a la hora en la que debía finalizar el botellón, los jóvenes continúan bebiendo (muchos, estoy convencido, no saben ni la hora qué es ni son capaces de ver las agujas de un reloj) y la policía pretende disolver el evento para que los vecinos puedan descansar y los servicios de limpieza realizar su trabajo para que al día siguiente puedan continuar las fiestas... pero claro, el estado de los jóvenes no es el adecuado y ven como agresión la simple presencia policial... y se desata la batalla campal... con el resultado de veinte detenidos, diez policías heridos, quema de coches, intento de asalto a la comisaría, quema de coches policiales...

Y es que era lógico: ¿a qué mente preclara del Ayuntamiento se le ocurrió la idea de hacer un botellón organizado por el encargado de evitar que se produzca? Es como organizar una tenida para fumar marihuana y luego sorpernderse de que la gente vaya drogada, o repartir fusiles y luego quejarse de que haya muertos... En vez que quejarse, el Alcalde de Pozuelo y su equipo de ineptos debería ir desfilando hacia la vida privada y dimitir en bloque. Y después, ese Gobierno que está tan preocupado por el tamaño de las hamburguesas, el humo del tabaco o las bolsas de plástico (hablaremos de ello, tranquilos) debe evitar que los ayuntamientos puedan autorizar semejante desaguisado... porque luego pasa lo que pasa. En fin, a cualquiera se le ocurre que lo que ha hecho el ayuntamiento autorizando el botellón es, cuanto menos, una temeridad. Lo dicho, el que siembra vientos...

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