Adiós a las bolsas de plástico

Aunque no todo va a ser política. Si ha habido una cuestión que ha marcado la actualidad en la calle (vamos lo que viene a ser el 'no se habla de otra cosa') ha sido la decisión de retirar las bolsas de plástico en una gran cadena de supermercados. La excusa (que no la causa) ha sido la contaminación que producen las bolsas que consumimos al ir a hacer la compra. Inicialmente esto puede parecernos bien a todos. Cuidar el planeta es algo bueno y parece lógico que lo hagamos, pero el problema es el síntoma de lo que supone. Porque fundamentalmente, para este centro comercial, esto no es más que un ahorro (¿cuánto gastaba esta cadena en bolsas de plástico? Todo ello va ahora a beneficio) y una campaña de marketing ante un problema (inventado) que ha llegado al corazón de muchos. Porque esta medida (que será obligatoria a partir de enero en todo el país) se suma a muchas otras que vienen y vendrán: multas por no reciclar, tasas ecológicas, y sobre todo esa ley de intervencionismo estatal que es 'Ley de economía sostenible'.

Porque uno tenía entendido que la economía sostenible es aquella que permite llegar a fin de mes, crear riqueza, mejorar la vida de la gente, crear empleo... pero parece que yo debo estar equivocado. Por lo que entiendo, que no está muy claro, la economía sostenible es aquella que potencia los molinillos, las placas solares y detesta el petróleo, la energía nuclear y es una economía que nos traerá la bondad de evitar el cambio climático. Leído así, parece que alguien que esté en contra de esto debe ser alguien despreciable. Pero es que todo se basa en que existe un calentamiento global de origen antropogénico que va a producir miles de males al modelo bíblico. Pero el caso es que si era mentira y una temeridad decir esto hace tiempo (cuando la película gore de Al idem), ahora lo es más cuando se ha descubierto que mentía GreenPeace y que el planeta, lejos de calentarse, se enfría. Pero la verdad les da lo mismo. La idea es proponernos un mal enorme, que caerá inexorable sobre nosotros si no cedemos a nuestra libertad (libertad de movimientos, de elegir si queremos una energía u otra, si deseamos un modelo sanitario u otro, si queremos o no reciclar, etc.) al Gobierno. Debemos renunciar a la libertad para que ellos nos salven del calentamiento global, de la muerte final que caerá sobre nosotros. Son ellos, los gobiernos de la ONU los que nos salvarán...

Luego no pasará nada, pero como los desastres se esperan para dentro de cien años... pues como diría un castizo, todos calvos. Lo de las bolsas, pues es una tontería más en esa línea, que no pasaría nada si no fuera porque es otro sacrificio que poner en el altar de esa nueva religión del ecologismo.

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