Los dragones equidistantes

El pasado sábado fui a ver la recién estrenada, y muy comentada, película de Roland Joffé, Encontrarás dragones, en la que tiene un papel protagonista la figura de san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. No desvelaré nada de la trama, pero sí hago una sinopsis rápida: dos amigos de la infancia (Josemaría y Manolo) se ven envueltos en la Guerra Civil. Josemaría es sacerdote y ha fundado un movimiento al que ha llamado Opus Dei (Obra de Dios). Manolo participa en la guerra como miliciano de una partida anarquista comandada por Oriol y se ha enamorado de Ildiko, pero ésta no le corresponde. Manolo está lleno de celos y odio mientras Josemaría predica el amor y el perdón al prójimo en una situación donde lo normal es dividirse en bandos.

Sinceramente, me parece una buena película, con una temática siempre actual: el amor y perdón como modo de redención del ser humano. Los personajes muestran exactamente lo que se quiere mostrar, la ambientación histórica de la Guerra Civil es muy correcta... en general, está bastante bien. Dentro del panorama torrentil, es un soplo de aire fresco.

Pero pronto han llegado las críticas feroces, no de parte de la progresía patria, sino de las personas que podían estar más a favor. La queja es que Joffé mantiene entre los contendientes una equidistancia: que tan malvados aparecen los republicanos como los nacionales. Que eso es injusto, porque los buenos eran aquellos que al final acogen a Josemaría, los nacionales. Revisando esos argumentos, uno llega a la conclusión de que Zapatero y sus secuaces han conseguido su objetivo: volver a dividir a los españoles en torno a la Guerra Civil. Tras la muerte de Franco existía un consenso generalizado: una Guerra Civil es algo horrible, que se matan entre sí hermanos y compatriotas. Que el odio sembrado durante los años de la República había desembocado en eso, y que nunca más lo repetiríamos. De ahí surgía el perdón para Pasionaria, Carrillo o los militares franquistas que abusaron de su cargo durante la Dictadura. Se trataba, desde el perdón y el olvido, de construir una nueva sociedad, y no de saldar cuentas. Era difícil, pero lo hicimos bien... hasta Zapatero.

Pero Joffé no tiene la cercanía al hecho de la Guerra, no es español. ¿Qué ve desde fuera? Odio, rencor, hermanos que se asesinan entre sí, persecución religiosa y de clase y respuesta idéntica. No cuenta muertos, quién mató más y si era justo matar. Eso se ve en la respuesta que Josemaría da en la película a sus 'hijos' cuando a estos se les mete el virus del odio ante lo que viven: '¿Qué vas a hacer? ¿Vas a matarlos tú mismo?' ?Pero Padre, ¡son mostruos!' Le responde Josemaría: 'No, son hombres, como tú y como yo'. Los que odian, sean del bando que sean, son tristes, están solos... Ese es el mensaje a transmitir: perdonar y perdonarse a uno mismo a través del Amor de uno que dio la Vida por amor. Eso es lo que predicaba Josemaría y eso es lo que salva al mundo.

La Guerra Civil no es más que la excusa para dar ese mensaje. Podría haberse ambientado en otro lugar y con otros personajes. El resultado sería el mismo: en medio del odio de una guerra se levanta la figura de un hombre de Dios que sólo predica el bien y el amor. Si os fijais, similar al Jeremy Irons de 'La Misión'.

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