Y ahora es Fungairiño: la traición sin testigos


El señor Rodríguez Zapatero, a través de su mamporrero (Hombre que dirige el miembro del caballo en el acto de la generación.) Conde Pumpido ha decidido que no quiere testigos en su acto de entrega ante la ETA. Después de intentar acallar a la COPE, dar todas las televisiones a Polanko (ahí el PP también estuvo fino), renunciar a España en Cataluña, tenía que venir el amedrentamiento de jueces y fiscales. Y ahí Cándido ha sabido cumplir las órdenes de su jefe y mentor, Rodríguez Zapatero. Eduardo Fungairiño no hubiese aceptado sin pelear, o sea que hubiera pedido que se lo pasasen por escrito para cometer tamaña infamia, la excarcelación de etarras, el perdón para Otegui, el sobreseimiento de las causas pendientes. Eduardo Fungairiño sólo ha servido a la Justicia, y Cándido no es sino una parodia de Grima (el servidor de Saruman en el Señor de los Anillos que iba arrastrándose como un perro ante su amo). Lo que ocurre es que como en ese gran libro, la Justicia, la Verdad y el Bien prevalecerán. Y ya hoy las muestras de apoyo a Eduardo Fungairiño han comenzado: la AVT ha anunciado un homenaje el 7 de febrero en Madrid (lástima que estaremos trabajando, pero con el alma allí), los propios compañeros de la Audiencia se han congregado espontáneamente en la puerta de la misma para protestar, se recogen firmas y mensajes de apoyo. Eduardo Fungairiño, hoy somos todos los que nos oponemos, desde la Libertad, desde la Verdad, a los desmanes del déspota caribeño (al estilo Chavez, Castro o Morales) que nos mal gobierna (para que la historia lo recoja junto a Fernando VII, Largo Caballero, Negrín, Isabel II, Franco, Pol Pot...): José Luis Rodríguez Zapatero, infame y felón presidente de lo que aún se llama España.

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