El alcalde de Hamelín...
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Llamó entonces al director de periódico de cabecera para que le sacara del apuro: ¡Zarzalejos, haz algo! 'Pero su alcaldabilidad, presidenciable mío, poco puedo hacer, quizá Moreno pueda hacer algo más'. Moreno, director del 'diario global' tomó cartas en el asunto y envió a su más insigne retratador a que retratara al Alcalde por excelencia o a su excelencia el Alcalde, que nunca se sabe.
Pero las ratas no dejaban entrar al Alcalde en su Palacio. Y ahí fue cuando entró en escena el flautista Rubalcaba que cogió su flauta con tricornio y entró en el Palacio del Alcalde. Pero el cruel Alfredo estaba vendido y cuando supo de las amistades del Alcalde con la corista Corulla, decidió vaciarle el Palacio a su amigo Alberto, pero no de las ratas, sino de los rateros que a base de comisiones se llevaban la pasta.
Y así quedó el Alcalde triste con sus ratas mirando al horizonte de la plaza y no viendo... más que ratas.
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