Los jóvenes que no se van de casa y el valor del compromiso

Cumplidos los 30, muchos jóvenes siguen en casa de papá y mamá sin ningún proyecto de vida que hacer. Esto que aquí en España aceptamos como algo normal, en EEUU lleva a la preocupación. José María Marco en LibertadDigital nos explica:

Dentro de algunos años, cuando los historiadores investiguen cómo una nación aceptó su voladura con tanta tranquilidad como lo están haciendo los españoles, habrán de recurrir a hipótesis sociológicas y culturales como éstas tanto, al menos, como a las políticas.

Lo que aquí ya es una tradición aceptada, justificada e incluso celebrada, en Estados Unidos resulta ser un fenómeno relativamente nuevo. Y lo más curioso es que afecta de forma distinta a los chicos que a las chicas. No es que las chicas no se queden en casa, pero lo hacen de otra manera: aprovechan ese tiempo para sacarse un título universitario o para ahorrar dinero y montar su negocio. Al cabo de unos pocos años, según los que han estudiado el asunto, la mayoría ha conseguido su objetivo. Los chicos, en cambio, vuelven a vivir a casa de sus padres porque carecen de cualquier proyecto de vida.

Así como las chicas llevan ya varios años superando a los chicos en los estudios universitarios, se descubre ahora que tienen un proyecto de vida del que ellos carecen.

Como los norteamericanos se toman estas cosas bastante en serio, ya han empezado a salir páginas web, como boysproject.net, para investigar las razones de lo que consideran, con razón, el síntoma de un desastre moral y un peligro serio para el futuro de la nación, sin contar el futuro de los padres de los susodichos.
Y es que comienza a ser preocupante que lo que llamamos el Estado del Bienestar se haya convertido en una fábrica de 'viejos prematuros', jubilados a los 30. Y hablaremos del precio de la vivienda, y de lo mal que está el trabajo, pero no de que hemos creado desde pequeños niños cómodos, con una vida tranquila, sin esfuerzos -no se nos vaya el niño a cansar-, sin responsabilidades -y luego nos quejamos de que ¡no aguantan en un trabajo!-. Hay que empezar cuando son pequeños, dándoles encargos, exigiendo que ayuden en casa -no es una pensión- y cuando crecen ir haciendo que se hagan responsables de sus actos -no tapándolos o culpando a otros de sus errores-. Y que se entreguen a los demás, a sus hermanos y el resto de familia. Sólo así crearemos personas y no meros 'consumidores', egoístas individuos pegados a la PlayStation... Serán padres de familia dispuestos a dar su vida por los demás. Pero es que aquí, encima nos enorgullece que nuestros vástagos sigan en casa a los 30... así nos va.

Pero José María Marco nos invita a reflexionar sobre la familia y esa incapacidad de asumir compromisos que ha dejado el matrimonio en una especie de 'compromiso de quita y pon':

[...]en los últimos cuarenta años el auténtico ataque a la familia no ha venido ni de los partidarios del matrimonio gay ni de este brote a favor de la poligamia, de mayor calado en los países europeos, donde la poligamia en comunidades musulmanas se está tolerando de hecho. Viene fundamentalmente de los heterosexuales que se niegan a asumir compromisos de por vida, han abierto la puerta al divorcio rápido y a la familia llamada monoparental y se niegan a asumir las responsabilidades que les corresponden con respecto a sus propios hijos.

Es posible que quienes tengan que replantearse seriamente algunas cosas sean sobre todo muchos de los que dicen defender la familia. En Estados Unidos tanto como en España.
¡Cuánta razón! Si diéramos el valor al matrimonio que tiene, si no nos diera igual el abandono al que se deja a la familia tras el divorcio, si nos tomásemos en serio el compromiso de por vida que es el matrimonio, rompiendo amarras y no aquello de 'mientras dure' o como decían el otro día en una serie de TV: 'es que en este momento de mi vida necesito a una mujer como XX en mi vida'. Claro, y en otro momento otra, y luego otra u otro, que ya puestos... Eso en la práctica ya es poligamia o pseudo-matrimonio gay o un guirigay...

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