Cameron contra el subsidio

Que el actual sistema de prestación por desempleo y demás subsidios públicos (eso que pomposamente se llama 'políticas sociales') está en crisis y que es insostenible, es algo que defienden ya muchos economistas y políticos. Es necesario reformar el sistema, porque con el tiempo ha pasado de un Estado del Bienestar y asistencial a un Estado paternalista que parece debiera cubrir todas las necesidades del ser humano, desde la cuna a la tumba. Esto con la crisis lo hemos visto claramente: cada vez que un sector o una empresa medio grande entra en crisis, los trabajadores, el propio empresariado comienza a pedir al Estado 'que haga algo'. Y siempre ese algo es dar má dinero. Lo hemos visto con los bancos y el rescate bancario, las ayudas al automóvil, a la minería, a las energías renovables... todo el mundo espera algo del Estado.

La situación de sobrevivir gracias al subsidio es muy degradante para la persona, pero es posible que haya a quien le llegue a parecer aceptable. Trapicheando aquí y allá (gracias a la economía sumergida), más un subsidio de unos cuantos euros, se puede sobrevivir. Y esa percepción social se va trasladando al resto de la sociedad, sobre todo a los más jóvenes, que empiezan a tener la sensación de que trabajar no es algo necesario, de que se puede vivir sin trabajar.

Esa es la idea final del plan, inculcar en el ciudadano británico que compensa más trabajar que estar en el paro. En España muchos se han centrado en las medidas coercitivas (pérdida del subsidio si se rechazan ofertas de trabajo), pero tiene tmabién medidas de fomento del empleo, como es el que el parado que estuviese cobrando una prestación y acepte un puesto de trabajo seguirá recibiendo parte de esa prestación (imagino que hasta cubrir, al menos, el valor de lo que cobra de subsidio). De esta manera se optará por coger un empleo aunque sea de menos categoría y se compensará al trabajador por la posible pérdida de poder adquisitivo (al ser la prestación de mayor cuantía que el salario aceptado). Si el trabajador se negara a aceptar el trabajo, perderá la prestación. Suena bien, aunque habrá que ver la plasmación en el día a día. Además, el plan obligará a los parados a hacer cuatro semanas al año de trabajos a la comunidad si no quieren perder la prestación. También parece lógico que si la comunidad le está pagando un sueldo, trabajen para la comunidad hasta que encuentren un empleo. Es un concepto muy anglosajón, pero muy exportable por ejemplo a trabajos sociales (¿por ejemplo, la dependencia?) en favor de la comunidad en la que el desempleado vive.

Desde luego, lo que es evidente es que no se puede seguir en la misma dinámica que teníamos en Europa: esperar que el Estado (que no somos sino todos los ciudadanos) solucione todos los problemas existentes. Debemos recuperar nuestra vida, nuestra libertad, y eso conlleva también hacernos responsables de nuestras decisiones, tomarlas por nosotros mismos, no esperar a que otro (aunque sea el todopoderoso Estado) nos lo solucione. Cierto es que da vértigo (y de ahí las críticas a Cameron, a Merkel o al Tea Party), pero es la única forma en la que saldremos de esta y podremos seguir atendiendo a los que lo necesiten en nuestra sociedad.

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