¿Alianza de civilizaciones?

Acabo de leer un artículo de José María Aznar sobre el terrorismo islámico, y tengo que estar de acuerdo en un punto, cuando dice: El terrorismo islámico no quiere un diálogo entre civilizaciones, porque únicamente busca imponerse sobre la nuestra. Por desgracia esto es así, como el terrorismo de ETA sólo busca la independencia y cualquier cesión de autonomía no será más que pasos hacia ese fin. Debemos darnos cuenta de que parte de ese Islam -el más radical, de acuerdo- nos ha declarado la guerra y en guerra estamos, aunque, en nuestra mentalidad occidental, nos resulte molesto el darnos cuenta de ello. Y debemos defendernos, ya que es necesario actuar mucho antes de que los terroristas se decidan y estén preparados para inmolarse. Por ello, hace falta actuar concretamente a miles de kilómetros de donde vivimos. El terror no conoce fronteras y la lucha contra los terroristas debe ser guiada también a escala global de manera preventiva.

Con medias tintas ante el terrorismo islámico no se consigue nada. Hay que ser firme ante la violencia, que como nos ha dicho el Papa:
Continúan cometiéndose en varias partes del mundo actos terroristas, que siembran muerte y destrucción, dejando a muchos hermanos y hermanas nuestros en el llanto y la desesperación. Los que idean y programan estos atentados demuestran querer envenenar nuestras relaciones, recurriendo a todos los medios, incluso a la religión, para oponerse a los esfuerzos de convivencia pacífica, leal y serena. El terrorismo, de cualquier origen que sea, es una opción perversa y cruel, que desdeña el derecho sacrosanto a la vida y corroe los fundamentos mismos de toda convivencia civil.
Por eso, es necesario que sean los propios musulmanes los que expulsen de su seno a los que empleen el terrorismo, que en las escuelas enseñen la religión del Amor:

Vosotros, estimados amigos, representáis algunas Comunidades musulmanas en este País en que he nacido, estudiado y pasado una buena parte de mi vida. Precisamente por eso deseaba encontraros. Guiáis a los creyentes del Islam y los educáis en la fe musulmana. La enseñanza es el vehículo por el que se comunican ideas y convicciones. La palabra es la vía maestra en la educación de la mente. Tenéis, por tanto, una gran responsabilidad en la formación de las nuevas generaciones. Juntos, cristianos y musulmanes, hemos de afrontar los numerosos desafíos que nuestro tiempo nos plantea. No hay espacio para la apatía y el desinterés, y menos aún para la parcialidad y el sectarismo.

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