La condena de la pederastia

En todas las profesiones del mundo y en todos los colectivos existen delincuentes. Por eso el generalizar suele ser muy injusto. No todos los políticos son unos vagos corruptos ni todos los socialistas son sociolistos ni todos los comunistas chekistas furibundos, ni todos los liberales sucios burgueses con puro y chistera. Pero eso no quiere decir que no existan casos de delincuencia execrable en esas u otras profesiones. Y los curas (o los imanes o los rabinos) no iban a ser una excepción. Lo que ocurre es que por el hecho de su ministerio, que un sacerdote sea condenado por pederastia, es mucho más escandaloso. Así lo vio en su día el Siervo de Dios Juan Pablo II al evitar que se echara tierra sobre el asunto de la pederastia de sacerdotes norteamericanos. Su condena fue dura, se colaboró con la justicia sin olvidar el perdón para el pecador, pero los deberes de la justicia hacia las víctimas deben ser cumplidos. Varias veces ha pedido perdón también su sucesor Benedicto XVI. Ahora, el Papa ha empleado las palabras más duras que existen en el Evangelio para condenarlo: los que escandalizan a los pequeños merecen que les cuelguen una piedra de molino al cuello y los tiren al mar. Benedicto XVI ha añadido que la Iglesia siempre ha promovido la tutela de la dignidad y de los derechos de los menores. Por desgracia, muchas veces, algunos de sus miembros, actuando en contra de ese compromiso han violado esos derechos, un comportamiento que la Iglesia jamás dejará de deplorar y de condenar.

Esperemos que otros aprendan de la Iglesia a pedir perdón por el comportamiento de sus miembros. Además, Benedicto XVI ha hablado sobre la importancia del matrimonio estable entre hombre y mujer para el crecimiento armónico del niño. La noticia completa aquí.

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