Gabilondo: idiocia y totalitarismo

Porque eso es lo que se puede pensar tras oír a nuestro ministro de Educación (el hermanistro como le llama César Vidal) decir las últimas cosas que se le han ocurrido. Vayamos por partes:

Nuestro ministro de educación ha afirmado que los problemas de autoridad tienen que ver con algunos modelos un poco rígidos de un señor que habla y otros que escuchan.Y ha descubierto cómo solucionarlo mediante clases dónde haya más democracia, participación y proximidad.Así, nos ilustra su excelencia el señor ministro con esta información: en los países donde los sistemas de educación son más participativos, más comunicativos, con más tutorías y con más proximidad al estudiante, hay menos problemas de autoridad. Y lo peor de todo esto es que Angel Gabilondo ha sido hasta anteayer docente (cierto que defendía el botellón de los jueves en la Autónoma, pero docente al fin y al cabo). Porque cualquiera que se haya puesto delante de unos chavales sabe perfectamente que ese modelo un poco rígido es el único que funciona: el alumno va a la escuela (o al instituto) a aprender de alguien que sabe más que él de ciertas materias, y por eso debe escucharle. Claro que si el modelo educativo va a ser La Noria donde un grupo de analfabetos opina sobre el Código de Derecho Canónico o sobre si la energía nuclear es más positiva que la solar y el único experto que acude es silenciado por los gritos de Mª Antonia Iglesias y Sopena acusándole de submarino de la derechona o de rancio fascista, pues sí, es muy participativo, aunque después de aquello el que sabe sigue sabiendo y el que debía enterarse gracias al experto sigue igual de indocto en la materia objeto de aprendizaje.

Señor Gabilondo, la escuela no es la warner, se va allí a aprender, y habrá materias que interesen más alumno porque el profesor las explica con más gracia y argumentos o porque simplemente le llama a uno más la atención (todos recordamos a ese profesor de Literatura o de Matemáticas que nos hizo decantarnos por esos estudios antes que por otros; o bien nos llamaba más la atención la misma materia -a mí me pasaba con la Literatura, por ejemplo-), pero no porque se haga más democrático se aprende mejor. Si usted ha llegado a saber algo (aunque desconoce, pese a ser catedrático de Metafísica, qué es el ser humano), habrá sido escuchando a los que sabían más que usted, leyendo, esforzándose, estudiando... no a base de proximidad (¿no tendrá que ver eso de la proximidad con lo de que el sexo nos lo ha dado la naturaleza para usarlo con los animales, verdad? Es que uno ya se lía con tanta participación). Para aprender hay que poner esfuerzo. Quizá recuerde de su época de cura que se decía que esto es así desde que Eva probó la manzanita de marras: trabajarás con el sudor de tu frente (que ha sido traducida por los socialistas como trabajarás con el sudor del de enfrente).

Pero nuestro hermanistro nos ha regalado otra joya: la escuela concertada sería, para Angel Gabilondo, subsidiaria de la pública, pues se trata de un encargo público hecho a centros privados. Y se queda tan ancho el amigo Gabilondo. Vamos a recordar al señor ministro que el titular de la educación son los padres, y no el Estado. Por tanto, son los padres los que encargan a los centros privados que eduquen a sus hijos, y el Estado para garantizar ese derecho de los padres que pagan impuestos, financia esos centros. Es el Estado el que es subsidiario de los ciudadanos, no al revés. Lo que define y defiende Gabilondo (los ciudadanos como subsidiarios del Estado) es el totalitarismo: un estado fascista o comunista... Lo digo por ir definiendo las cosas.

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