¿Puede Unai Fado hundir a ZP?

Eso al menos es lo que cree Luis María Anson. Unai Fado, etarra recien detenido en Francia era uno de los negociadores que tenía en Gobierno con ETA. En El Imparcial, Luis María Anson revela que en Moncloa están que trinan con Sarkozy, ya que le ha detenido a uno que puede hacerles mucho daño. Copiamos:

La Francia de Sarkozy ha hecho el flaco favor a la España de Zapatero de detener a Unai Fado. En principio el Gobierno español debería albriciarse porque el destacado terrorista haya caído en manos de la justicia. Con la boca chica no le queda otro remedio que felicitarse por el éxito policial francés.

La alarma, sin embargo, se ha enroscado en la madriguera de Moncloa. A Zapatero no le llega la camisa al cuerpo. Resulta que este terrorista apresado, Unai Fado, es uno de los “hombres de paz”, el que transmitía las órdenes de Eta a Otegui, el otro “hombre de paz” en el lenguaje zapateresco de la pasada legislatura; el negociador, en fin, que conoce las actas acordadas entre los etarras y los agentes del presidente del Gobierno, el que puede desvelar las vergüenzas de una negociación política, de tú a tú, en la que Zapatero vendió la dignidad de España por el plato de lentejas de presentarse a las elecciones generales como el gran pacificador.

Unai Fado en prisión puede convertirse en un peligro si habla, si cuenta en qué consistieron unas negociaciones subterráneas, que Jaime Mayor Oreja cree que no han concluido sino que prosiguen. Unai Fado es joven, la cárcel le va a pesar como una losa, la prudencia no es una de sus características. De él se puede esperar cualquier cosa, incluso exigir la libertad a cambio de callar. Cortésmente, Otegui ha aguantado unos meses en prisión y en silencio. Pero no todos los etarras tienen la pasta y el aguante del líder batasuno. Se comprende la alarma monclovita. Unai Fado puede poner en la picota política a un Zapatero atribulado que no sabe cómo evadirse de la picota económica en la que se encuentra firmemente clavado.

Quizá sea la única forma de saber la verdad... ya se sabe, la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero... o el mismo cerdo.