La 'socialización' de la estupidez

Es bien sabido que la única cosa común a unos y otros es la estupidez. Así, ante la crisis económica y financiera que asola al mundo, los republicanos y los demócratas han pactado una serie de medidas que se resumen en: todos a pagar las deudas de los bancos. Aparentemente, parece que es bueno que el sistema financiero no quiebre, que la gente no pierda sus ahorros, pero ¿a costa de quien? Veamos. Durante este tiempo de bonanza, los bancos han aprovechado para hacer negocio a costa de hipotecas. Como el precio del dinero estaba bajo, mucha gente podía permitirse el lujo de hipotecarse y así el precio de las viviendas (por el aumento de la demanda) subió espectacularmente. Los bancos se lanzaron a prestar dinero quizá con pocas garantías de cobrar y ahora, cuando el paro ha crecido junto al precio del dinero, muchas de estas personas no pueden devolver el dinero, los bancos se quedan con los pisos, no tienen liquidez para prestar de nuevo a los constructores, que se van a la quiebra...y así va cayendo todo.

En España (aunque no sólo), todo el mundo se convirtió en promotor inmobiliario. El procedimiento era simple: yo no tengo un euro, pero pido un crédito para comprarle unos terrenos al Ayuntamiento X (me presento a varios concursos para que me toque alguno. Aquí no contamos el precio del kilo de concejal de Urbanismo -si hasta donde hay coaliciones de Gobierno se reparten entre ellos en plan comisión paritaria-). Una vez los tengo, sobre plano comienzo a vender, con la cosa de que al precio que está el dinero la gente desea meterse en una hipoteca. Aquí ya no se mira ni la capacidad de endeudamiento ni nada (lo que se hace es una simple subrrogación) y ahora todos tenemos problemas. Pero también les sucede a los promotores lo mismo, ahora no tienen esa línea de crédito y además no venden lo que pretendían ( y que era con lo que iban a pagar al banco) por lo que quedan sin liquidez y quiebran. De este modo, empresas que se creaban para una promoción, hoy han quebrado y quedan tres colectivos damnificados: los trabajadores de esa empresa que acaban de engrosar el paro, los que compraron una vivienda y hoy no tienen ni el dinero que adelantaron ni el piso y por último el banco que no va a cobrar porque ni unos ni otros tienen dinero.

Es evidente que aquí se han juntado en muchos casos de incompetencia: el del banco que prestó dinero sin las debidas garantías, el promotor que construía o lo pretendía sin financiación y aquellos que compraban superando el nivel máximo de endeudamiento (junto al banco de nuevo, que sabiéndolo era irresponsable). El problema ahora es que todos piden el socorro de papá Estado y de esta manera, aunque diga Karmen Kalvo que 'el dinero público no es de nadie', sí es cierto que sale de nuestros bolsillos. Y así, la propuesta del ministro de Industria de que los bancos y cajas creen un fondo de depósitos para hacer frente a los problemas de financiación de algunos, llevará a que aquellos bancos que han estado bien gestionados pagarán a aquellos que no lo están y los primeros nos cobrarán más a los que pagamos, y el que el Estado se encargue de reflotar o construir las viviendas hará que los impuestos suban al entrar el Estado en déficit. ¿Y adivinan quiénes pagarán ese déficit? ¡Exacto! Usted y yo, porque los políticos seguirán teniendo su lati-sueldo, los malos promotores-constructores su dinero a buen recaudo gracias a sus asesores fiscales y los endeudados por encima de sus posibilidades su casa...

La solución pasa, como pensamos los liberales, en dejar actuar al mercado que se encargará de sanear aquellos bancos que han sido mal gestionados. Tenemos el ejemplo de EEUU: el Gobierno ha anunciado que inyectará 85.000 millones de dólares a un banco e inmediatamente el que debe 40.000 se ha declarado en quiebra, como si pensase: si a este le sacan de un agujero de 85.000, ¿qué no harán conmigo que debo sólo 40.000? Y la crisis continúa. Se sabe desde hace tiempo, todas las medidas encaminadas a modificar artificialmente el mercado sólo producen más crisis...

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