El Papa recuerda deber de los laicos en la vida pública y política
Ha sido en una visita ad limina de los obispos paraguayos. Su Santidad ha recordado que 'un aspecto significativo de la misión propia de los seglares es el servicio a la sociedad a través del ejercicio de la política', y que los Obispos, como Pastores deben 'alentarles, por tanto, a que vivan con responsabilidad y dedicación esta importante dimensión de la caridad social, para que la comunidad humana de la que forman parte con todo derecho progrese en la justicia, en la honradez, en la defensa de los verdaderos y auténticos valores, como la salvaguarda de la vida humana, del matrimonio y de la familia, contribuyendo de esta manera al verdadero bien humano y espiritual de toda la sociedad'. Además, ha afirmado que 'su vocación específica consiste en impregnar de espíritu cristiano el orden temporal y transformarlo según el designio divino'.
Y es que, pese a lo que tras el Vaticano II sucedió, son los laicos los llamados a cambiar el orden temporal. Somos los laicos los que debemos servir a la sociedad en nuestro trabajo y en nuestra vida pública. No podemos esperar que sean los Obispos o los sacerdotes quienes se encarguen de esta misión. Ellos están ahí para alentarnos, para proporcionarnos la cura de las caídas del camino y el alimento para seguir adelante (la Confesión y la Eucaristía), no para suplantarnos. Es nuestra responsabilidad y debemos ejercerla.
Este blog intenta, en su modestia, hacer esto: influir en la medida de lo posible en la defensa de ciertos valores y de ciertas ideas, pero son mías y no de la Iglesia (lo digo por algunos que confunden ciertas cosas)...
Y es que, pese a lo que tras el Vaticano II sucedió, son los laicos los llamados a cambiar el orden temporal. Somos los laicos los que debemos servir a la sociedad en nuestro trabajo y en nuestra vida pública. No podemos esperar que sean los Obispos o los sacerdotes quienes se encarguen de esta misión. Ellos están ahí para alentarnos, para proporcionarnos la cura de las caídas del camino y el alimento para seguir adelante (la Confesión y la Eucaristía), no para suplantarnos. Es nuestra responsabilidad y debemos ejercerla.
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