Sobre la paz... y el alto el fuego de ETA


Desde que la banda terrorista vasca 'Euskadi ta askatusa' (ETA) declarara un alto el fuego permanente, son muchas las llamadas a que nos encontramos ante una puerta abierta para la paz, que si la paz es posible, que si llega la hora de la paz... Y parece que la paz es el objetivo, pero depende de lo que entendamos por paz. La paz es un fruto del espíritu, no una simple ausencia de violencia. Decía Gandhi que la "paz no es la meta, sino el camino". Parece que olvidamos que una paz que pretende ser tutelada por las armas no es una paz, es coacción y chantaje. Una paz que olvida la justicia, no es paz, es semilla de odios futuros. Una paz que olvida a los muertos, no es paz, es silencio de los cementerios. Una paz que se cimenta en la cesión de favores políticos a los que han negado la libertad y la vida de los que no pensaban como ellos, no es paz, es... vergüenza.

Hoy nos quieren hablar de paz, nos quieren dejar anestesiados con una paz que implique darle a los asesinos parte al menos de lo que reclaman... y es como escupir en la tumba de los que murieron, porque si podíamos haber salvado al menos a los últimos 300 muertos con ceder un poco (o un mucho, depende de cómo se vea), ¿qué razón había entonces para no ceder y que razón hay ahora para ceder? ¿Acaso han muerto para nada? Quedarán ahora como héroes los asesinos y como idiotas los muertos? Paz es libertad, es memoria, es dignidad.

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