DEUS CARITAS EST, primera encíclica de Benedicto XVI


Pues sí, toda una declaración de intenciones. Que la primera encíclica que el Santo Padre publica tenga como eje el Amor es toda una muestra de por dónde va y a dónde quiere llevarnos. Partiendo de que Dios se define como Amor, como dádiva a los hombres, Benedicto XVI pasa revista al amor humano, a un amor que no se centra en uno mismo, sino en el otro y que es en ese otro donde encuentra su plenitud el ser del hombre. Recupera, nunca lo había perdido aunque algunos clérigos intesasen verlo como pecaminoso, el sentido el Eros y erotismo como parte del amor conyugal, y parte fundamental aunque no única de ese amor de predilección que supone elegir al otro como complemento de la propia vida, renunciando a lo que haga falta por el bien del otro. Exactamente igual que Cristo, que amó a su Iglesia hasta dar la vida por ella (definición del matrimonio que hace San Pablo, ¡qué lejos de otras concepciones del amor humano que rompen al primer contratiempo!). Pero además, centra el sentido del Eros como elemento que puede elevarnos a lo más alto, pero para ello (que algunos comentaristas de este blog lo piensen) es necesario el colocarlo en su lugar:
el eros ebrio e indisciplinado no es elevación, « éxtasis » hacia lo divino, sino caída, degradación del hombre. Resulta así evidente que el eros necesita disciplina y purificación para dar al hombre, no el placer de un instante, sino un modo de hacerle pregustar en cierta manera lo más alto de su existencia, esa felicidad a la que tiende todo nuestro ser.
El amor es la forma de llegar a lo infinito, a lo inefable, y para la mayoría de nosotros, a través del amor humano que incluye la sexualidad. Liberar a la sexualidad de puro animalismo e instinto desenfrenado, he aquí el reto para el hombre en esta sociedad hipersexualizada:
En estas rápidas consideraciones sobre el concepto de eros en la historia y en la actualidad sobresalen claramente dos aspectos. Ante todo, que entre el amor y lo divino existe una cierta relación: el amor promete infinidad, eternidad, una realidad más grande y completamente distinta de nuestra existencia cotidiana. Pero, al mismo tiempo, se constata que el camino para lograr esta meta no consiste simplemente en dejarse dominar por el instinto. Hace falta una purificación y maduración, que incluyen también la renuncia. Esto no es rechazar el eros ni « envenenarlo », sino sanearlo para que alcance su verdadera grandeza.
Seguiremos comentando otros aspectos de este documento, que abre esperanzas y caminos de grandeza y santidad para todos los hombres, sean cristianos o no. Para leer la Encíclica DEUS CARITAS EST completa, acudid aquí.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Pero podemos leer la enci... libremente? o tenemos que pagar derechos de autor? broma (como diría le neng)
Broma, pero hay quien se lo ha preguntado. Para transmitir el bien, no debe haber derechos de autor. Todavía no hay un libro hecho de la encíclica, pero ya todos la tenemos. La búsqueda en Google da miles de resultados... eso es bueno, eso es libertad y libertad para hacer el bien. ¡Bravo!

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