¿Qué hacemos con Bárcenas?
El otro día Mariano Rajoy afirmaba que los políticos tienen que ser más ejemplares que el resto de los ciudadanos. No podemos estar más de acuerdo con Mariano: lo único que tiene un político es su palabra y la confianza que ésta nos suponga. El político nos pide el voto para gestionar el dinero que saca de nuestros bolsillos y su único equipaje es su palabra y su honor. En el momento en el que eso se pierde, nada queda. Mariano Rajoy aspira a gobernar España. Cree que tiene más capacidad y mejor equipo que el partido rival. Muchos también lo creemos, pero para que no se quiebre nuestra confianza, debe actuar con coherencia y demostrando que `no todos son iguales`.
Por eso se equivoca Rajoy al mantener a Bárcenas: Existen indicios de que el `ministro de finanzas` del PP cobraba sobornos para que contratara y favoreciera a un grupo de amiguetes entre los que estaban Correa, López Viejo o Sepúlveda. Nadie puede dudar del derecho a la presunción de inocencia que les asiste a todos ellos. Ningún juez les ha condenado, pero existen demasiados puntos oscuros como para dejarlos sin esclarecer.
En la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre ha tomado rápidamente cartas en el asunto y ha logrado ´parar el golpe´ bastante bien: obligó a los implicados a abandonar sus cargos y ahí quedó la cosa. Hay unos posibles señores que han podido utilizar presuntamente su cargo para enriquecerse. Deberán ser los jueces quienes lo aclaren, pero hasta entonces, y para evitar el hacer daño al partido, se quedan apartados de toda responsabilidad política. ¿Qué todo se aclara y son inocentes? Pues nada, unos volverán a ser candidatos a alcalde, otro podrá ser de nuevo consejero si la presidenta lo estima conveniente y ellos se querellarán o no con aquellos que les acusaron de forma temeraria.
Pero lo que está haciendo Rajoy callando y esperando a que escampe no parece de recibo. Recordemos lo que hizo Aznar en su día en el caso Naseiro y en otros que se dieron como Cañellas: todos a la calle. Quizá a Mariano aún le falte un poco para ser Aznar.
Por eso se equivoca Rajoy al mantener a Bárcenas: Existen indicios de que el `ministro de finanzas` del PP cobraba sobornos para que contratara y favoreciera a un grupo de amiguetes entre los que estaban Correa, López Viejo o Sepúlveda. Nadie puede dudar del derecho a la presunción de inocencia que les asiste a todos ellos. Ningún juez les ha condenado, pero existen demasiados puntos oscuros como para dejarlos sin esclarecer.
En la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre ha tomado rápidamente cartas en el asunto y ha logrado ´parar el golpe´ bastante bien: obligó a los implicados a abandonar sus cargos y ahí quedó la cosa. Hay unos posibles señores que han podido utilizar presuntamente su cargo para enriquecerse. Deberán ser los jueces quienes lo aclaren, pero hasta entonces, y para evitar el hacer daño al partido, se quedan apartados de toda responsabilidad política. ¿Qué todo se aclara y son inocentes? Pues nada, unos volverán a ser candidatos a alcalde, otro podrá ser de nuevo consejero si la presidenta lo estima conveniente y ellos se querellarán o no con aquellos que les acusaron de forma temeraria.
Pero lo que está haciendo Rajoy callando y esperando a que escampe no parece de recibo. Recordemos lo que hizo Aznar en su día en el caso Naseiro y en otros que se dieron como Cañellas: todos a la calle. Quizá a Mariano aún le falte un poco para ser Aznar.
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