Lo mismo que las Matemáticas, dice Cabrera
El Cardenal-arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco había afirmado que esta asignatura, para respetar el derecho a la educación según las propias convicciones morales que asiste a los padres, debería ser optativa, como ya lo es la religión, añadía. Nada parece más sensato: aquel padre que quiere que sus hijos sean formados en las bondades de ecologismo, el diálogo multicultural, la diversidad sexual y el relativismo moral, puede hacerlo. Los que queremos que nuestros hijos sean educados en el hombre como centro de la creación (y por tanto la primera especie a proteger desde su concepción), el diálogo como medio (y no fin) de entendimiento entre los hombres, la diversidad de sexos y no de opciones sexuales y en unos principios morales firmes y adecuados a la verdad del hombre, que también nosotros podamos hacerlo.
Pero claro, visto lo visto, si fuera optativa, no la elegiría casi nadie. Ahora mismo, más del 70% de los padres eligen cada año religión para sus hijos. Con unos padres así, el proyecto totalitario al modelo masón de ZP es imposible. Debe por tanto, ser obligatoria para que surta efecto. Y a eso se ha puesto la ministra Cabrera cuando ha dicho que es tan importante (o más) que las Matemáticas. Decir esto en un país que está a la cola de OCDE en las materias básicas (matemáticas y lengua) es simplemente un insulto. Pero a estos lo que les gusta es el modelo venezolano o cubano. La única solución que nos queda es la lucha. Y para ello, os animo a que hagáis valer vuestro derecho a que la educación moral de vuestros hijos sólo la decidía vosotros, los padres. Para ello, hay un derecho que nos asiste: la objeción de conciencia, y Profesionales por la Ética ha publicado una guía sobre el asunto que podéis leer y descargar aquí.
Comentarios