El derecho a morir dignamente
El diario El País ha comenzado toda una oleada, acompañado eso sí por los medios públicos, para ir apuntalando un presunto 'derecho a morir' y que ha tenido el suicidio asistido de una mujer recientemente como inicio de las hostilidades. A dicho 'asesinato' u homicidio (depende de cómo se pueda considerar judicialmente) asistieron miembros de una asociación pro derecho a morir y un periodista de El País.
Así comenzamos en el caso del aborto hace unos años y ahora continuamos ese mismo esquema. El inefable e impresentable Ramón Sampedro fue un ejemplo mediático de esto. Hay miles de tetrapléjicos que cada día luchan por tener una vida más digna, por trabajar como uno más, que se encuentran con barreras de todo tipo en una sociedad que sólo quiere 'especímenes perfectos', donde la belleza física es lo más destacable, donde la enfermedad y el dolor son palabras descartadas del vocabulario. Pues esas personas no son las destacadas en los medios de comunicación, sino uno que lo que quiere es morir. Pues bien, la mayor parte de ellos no quieren morir, quieren el 'derecho a vivir dignamente'. Morirse es fácil, lo difícil es vivir frente a la adversidad, continuar pese a todo. Eso es lo que hacen tantos cada día y los que estos agoreros de la muerte quieren ahogar.
Pero no les vamos a dejar, no permitiremos que el mal progrese, lo ahogaremos con abundancia de bien. Es el único camino. Tenemos derecho a vivir con dignidad y por eso hemos de luchar, no por matar a aquellos que, según los canónes de esta sociedad hedonista, ya no son jóvenes, perfectos y sanos.
Juan Pablo II rezando en el Vaticano. Pese a su enfermedad, el Santo Padre luchaba por arrodillarse y asirse a Dios.
Morir dignamente fue lo que hizo el Siervo de Dios Juan Pablo II: comido por la enfermedad, pero con una dignidad de un rey... ¿qué digo un rey? Era mucho más que eso, era hijo de Dios. ¿Puede haber algo más digno?
Comentarios
Ojala y uno a uno entendamos que las cosas no deben ser así y luchemos por cambiarlas.