Alcorcón es sólo el principio de una política de inmigración nefasta
Lo que ha ocurrido este fin de semana en Alcorcón con el enfrentamiento entre los vecinos más jóvenes de la localidad y la banda Latin Kings se puede enmarcar en la crisis general que vive Europa en lo referente a la inmigración. Lo que ocurre es que en este país nuestro, el problema se agudiza debido a la inexiste política migratoria que hace que cualquiera que viene aquí se queda. Y además lo unimos a una 'ley del menor' manifiestamente mejorable. Los agresores del otro día que casi matan a un compatriota eran menores y ya están libres.
Ayer lo comentaba César Vidal y no podemos estar más de acuerdo. Uno viene a un país de acogida, y si sus hijos menores delinquen, ellos y sus progenitores deben ser expulsados del país. No pueden tratar de esa forma a los ciudadanos que les abren las puertas de su casa. No es racismo, es simple sentido común. Entiendo que vienen a España en busca de la prosperidad que allí no encuentran, pero no podemos consentir que sus hijos hagan de las calles de nuestras ciudades un lugar inseguro y sin ley. Esto ha pasado en Francia, donde la República no tenía acceso a ciertos barrios (los banlieus) y el presidenciable Sarkozy comenzó a ponerle coto. Dice el refranero español que cuando las barbas de tu vecino veas pelar...
Los progres tacharán este discurso de 'fascista', de 'xenófobo', pero nada más alejado de la realidad. Las primeras víctimas de las bandas son los propios latinoamericanos que no quieren entrar en ellas y son coaccionados o apaleados por sus 'hermanos' (casos conozco). Nada hace más daño a los inmigrantes honrados que toda esta basura que necesita sentirse arropada por el rebaño para ser alguien. Del mismo modo que en el caso de los musulmanes decimos que deben ser ellos mismos los que expulsen a los radicales, deben ser los propios latinoamericanos los que expelan lejos de sí a estos indignos hermanos de lengua.
Y no vengan ahora con esos discursos multiculturalistas según los cuales es que no les entendemos y que debemos integrarles: ante el delito sólo cabe una respuesta. La policía y la deportación en caso de no respetar las leyes del país que te acoge. Lo entendieron así los americanos y de inmigración entienden un rato.
Ayer lo comentaba César Vidal y no podemos estar más de acuerdo. Uno viene a un país de acogida, y si sus hijos menores delinquen, ellos y sus progenitores deben ser expulsados del país. No pueden tratar de esa forma a los ciudadanos que les abren las puertas de su casa. No es racismo, es simple sentido común. Entiendo que vienen a España en busca de la prosperidad que allí no encuentran, pero no podemos consentir que sus hijos hagan de las calles de nuestras ciudades un lugar inseguro y sin ley. Esto ha pasado en Francia, donde la República no tenía acceso a ciertos barrios (los banlieus) y el presidenciable Sarkozy comenzó a ponerle coto. Dice el refranero español que cuando las barbas de tu vecino veas pelar...
Los progres tacharán este discurso de 'fascista', de 'xenófobo', pero nada más alejado de la realidad. Las primeras víctimas de las bandas son los propios latinoamericanos que no quieren entrar en ellas y son coaccionados o apaleados por sus 'hermanos' (casos conozco). Nada hace más daño a los inmigrantes honrados que toda esta basura que necesita sentirse arropada por el rebaño para ser alguien. Del mismo modo que en el caso de los musulmanes decimos que deben ser ellos mismos los que expulsen a los radicales, deben ser los propios latinoamericanos los que expelan lejos de sí a estos indignos hermanos de lengua.
Y no vengan ahora con esos discursos multiculturalistas según los cuales es que no les entendemos y que debemos integrarles: ante el delito sólo cabe una respuesta. La policía y la deportación en caso de no respetar las leyes del país que te acoge. Lo entendieron así los americanos y de inmigración entienden un rato.
Comentarios
El que delinque debe recibir castigo en el país extranjero y en su propio país.