Resumiendo unos días... (I)

Pues sí, una inoportuna gripe nos ha tenido fuera de juego durante unos días, pero hemos vuelto con renovado optimismo. Optimismo porque una sabandija como De Juana va a seguir en prisión, de donde no debería salir si este país fuese un país que se tuviera respeto a sí mismo. Pero España es un país curioso: tras el mayor atentado de la historia, y ante la posibilidad de que fuera la respuesta de los terroristas de la religión-de-la-paz a la decisión del gobierno de España de terminar con el sanguinario Sadam en Irak, este país nuestro votó a un cobarde que lo que propone es ceder ante todo aquel que nos amenace. Y así seguimos: primero ante el Islam (sea Hamas, Hizbolah o Irán) y siempre ante la ETA y sus socios de ERC.

Pero suceden muchas cosas, casi ninguna buena, en este país nuestro. Tenemos la desvergüenza del Partido Socialista en Madrid, en lo referente a la crisis de Alcorcón afirmando que no existen las bandas cuando el propio ayuntamiento había encargado un informe que lo afirma. Pero del PSM me ha parecido demencial las afirmaciones de Rafael Simancas referidas a los bancos privados de sangre de cordón umbilical. Y digo que me parecen demenciales porque afirmar que lo único que busca Esperanza Aguirre es el negocio y que afirmar que los bancos privados son inmorales y que solo los ricos pueden acceder y las típicas frases progres. Yo oía a Simancas y decía ¿y qué? Estos que acuñaron la frase de mi cuerpo es mío y yo decido sobre él, estos mismos dicen hoy que un señor no puede decidir guardar la sangre de cordón umbilical suya, y no cederla porque no le da la gana, o comerciar con ella (eso los mismos que están a favor de la 'libertad' de la prostitución). Ya digo que no lo entiendo: yo pago porque un señor guarde mi sange, mi semen o mi pelo y el Estado no debe decidir sobre el uso que yo tengo que darle a eso. ¿Que lo necesitan para salvar una vida? Que apelen a mi generosidad o que paguen por ello (yo también tengo hijos que mantener). Puede parecer duro, pero es la libertad lo que cuenta y estos liberticidas deciden que si tengo un piso vacío (¿qué es un piso vacío?) lo tengo que alquilar a unos tipos que me lo destrozarán, después de un año o año y medio sin pagarme. Si tengo sangre del tipo 0+ o anticuerpos para acabar con el melanoma, pues me 'chupan' la sangre y si luego la necesito yo o mis hijos, pues mala suerte. El caso es que la libertad les molesta...

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Pienso que lo delos bancos de sangre es un poco egoísta. En principio, y sin conocer a nadie, la vida de alguien no vale más que la de otro, aunque se trate de familiares. Puede importarnos más o menos, pero ahí hay que actuar con generosidad amando al prójimo como a uno mismo y no menos que a los familiares y saber ceder las cosas que puedan salvar la vida a otros sin esperar nada a cambio...negociar con eso o decir esto no lo doy porque quizá me haga falta en el futuro cuando hay gente a la que le hace falta ahora y si no se le da puede morir me parece inmoral.
Yo estoy de acuerdo contigo en que hay que donar esa sangre, del mismo modo en que creo que los ricos tienen una obligación moral de ayudar a los más desfavorecidos (han recibido más y más se les exigirá). Pero la generosidad es una virtud y para ser virtuosa debe ser un acto libre. La apropiación por el Estado hace que deje de ser virtuoso para ser 'impuesto' (como coinciden el lenguaje popular y el técnico).

Lo que me parece más determinante es la negativa de la izquierda a aceptar que es lícito que haya empresas que den estos servicios a las personas que lo deseen a cambio de una contraprestación económica. ¿Qué tiene de malo el que varias familias (cientos en muchos casos) vivan de salvaguardar sangre de cordón umbilical? ¿Qué tiene el Estado para hacerse dueño de todo lo que le rodea (sangre, hijos, pisos, y así hasta el infinitum)? ¿Por qué no se puede aceptar la libertad del individuo para elegir quien cura sus enfermedades, quien educa a sus hijos, qué hace con sus propiedades o qué bebe o fuma?

Ese es el mal que denuncio en la izquierda progre: un odio y miedo visceral a la libertad... ¿por qué?

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