Lo caro que sale ser Mesías
Es cierto que este nuevo Mesías del Apocalipsis se conforma con dinero y no nos pide la vida (aunque como hagamos lo que predica -no lo que hace, ya que no hace lo que dice, más listo es él- terminaremos todos muertos de hambre) como si de un nazareno se tratase, pero hay que reconocer que pide una pasta: 240.000 euros por conferencia. Todo para decirnos que somos muy malos, que hagamos penitencia, que nos vistamos de saco y ceniza y que hemos pecado contra el Altísimo (aunque él es ateo, da igual). Desde luego que Natán no se lo montaba bien y Juan el Bautista comiendo 'langosta y miel silvestre' pudiendo comer en los mejores restaurantes, siendo recibido por los máximos 'pecadores' como el presidente de CEPSA y gente así (siempre han gustado de rodearse de los profetas) que tienen yate y tal. Y eso de vivir como un eremita en una cueva es de un mal gusto que espanta: una suite de 300 metros.
Lo de Al Gore es de muy mal gusto, es un charlatán de feria, que se está haciendo rico produciendo znic mediante una contaminación espantosa mientras predica un decálogo de buenas prácticas empresariales. Propugna el ahorro energético mientras su mansión consume más del doble de energía en un mes que una familia norteamericana en un año...
Claro, pero además la progre Academia de Hollywood le da un Oscar y nosotros, para no ser menos, el Príncipe de Asturias. Ya sólo queda darle el de Premio Nobel de la Paz a Garzón, para que nada quede manchado (ay, si ya se lo dieron a Rigoberta Menchú y Arafat...). Pues me desdigo, ya no queda nada limpio.
Lo de Al Gore es de muy mal gusto, es un charlatán de feria, que se está haciendo rico produciendo znic mediante una contaminación espantosa mientras predica un decálogo de buenas prácticas empresariales. Propugna el ahorro energético mientras su mansión consume más del doble de energía en un mes que una familia norteamericana en un año...
Claro, pero además la progre Academia de Hollywood le da un Oscar y nosotros, para no ser menos, el Príncipe de Asturias. Ya sólo queda darle el de Premio Nobel de la Paz a Garzón, para que nada quede manchado (ay, si ya se lo dieron a Rigoberta Menchú y Arafat...). Pues me desdigo, ya no queda nada limpio.
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