Juan Pablo II, más cerca de los altares

Algunos tuvimos la inmensa suerte de verlo en persona en alguno de sus viajes. Imagino que el Altísimo nos exigirá cuenta de esa gracia recibida. Porque hemos estado en presencia de un santo. El sábado declaró Su Santidad Benedicto XVI (quien durante muchos años trabajo codo con codo con él) la heroicidad de sus virtudes, declarándolo ya venerable. Ya no es 'el Siervo de Dios Juan Pablo II', sino que estamos ante el Venerable Juan Pablo II. Dentro de poco será probablemente beatificado.
Para los que somos creyentes, para los que fuimos testigos de su santidad, de su desvelo por el hombre, no podemos sino alegrarnos de que se reconozcan las obras que Dios hizo por medio de su siervo. Quia respexit humilitatem servi sui ecce enim ex hoc beatum me dicent omnes generationes / Quia fecit mihi magna qui potens est et sanctum nomen eius (porque ha mirado la humildad de su siervo, he aquí que me llamarán bienaventurado todas las generaciones / porque ha hecho en mí grandes cosas Aquel que es poderoso y su nombre es santo), puede decir hoy la Iglesia con María referido al Santo Padre Juan Pablo II. No se ha acortado el brazo de Dios.
Comentarios