Pues en esto coincido con Obama... es 'vergonzoso'
El presidente de los Estados Unidos ha afirmado que los bonus que los directivos y ejecutivos de Wall Street acaban de repartirse tras finalizar el año 2008 es 'vergonzoso'. La verdad es que no podemos estar más de acuerdo con él. Después de no haber hecho su trabajo, de haber prestado dinero sin garantías, de haber forzado un plan de rescate que va a provocar más paro y va a endeudar a los ciudadanos (en este caso norteamericanos, pero ya veremos los demás) para las próximas generaciones, pues después de todo esto, de despedir incluso a un montón de empleados porque la cosa iba muy mal, pues ahora se reparten una pasta en bonus. Es simplemente inmoral.
Y ahí es donde hay que hacer el hincapié. En la falta de moralidad que ha elevado como nuevo dios al dinero y al éxito. Todo aquel que no gana más dinero y no sube cada vez más en la escala social y empresarial, es un paria, un fracasado. El nivel de éxito se mide en euros en la cuenta corriente o en el fondo de valores. Otros lo miden en poder, pero no entendido como servicio, sino como capacidad para decidir sobre al vida de los demás, de sojuzgarlos. Y esa falta de horizontes, de valores que trasciendan a la persona (Dios, mi país, los demás, la familia, lo qué sea, pero desde luego, fuera de uno), hace que en situaciones de crisis uno piense primero en su propio beneficio antes de el bien común.
Tiene Obama razón en esto, pero es necesario el liderar no sólo un cambio de política, sino un cambio de valores, que premie el esfuerzo y la generosidad por encima del éxito y el poder, por el dinero fácil. Una vuelta, como él mismo ha destacado, a los valores que hicieron de los Estados Unidos el primer país del mundo. Y eso no se recupera con otras decisiones que impliquen más egoísmo (aborto, eutanasia, etc.). Pero podemos iniciar el camino...
Y ahí es donde hay que hacer el hincapié. En la falta de moralidad que ha elevado como nuevo dios al dinero y al éxito. Todo aquel que no gana más dinero y no sube cada vez más en la escala social y empresarial, es un paria, un fracasado. El nivel de éxito se mide en euros en la cuenta corriente o en el fondo de valores. Otros lo miden en poder, pero no entendido como servicio, sino como capacidad para decidir sobre al vida de los demás, de sojuzgarlos. Y esa falta de horizontes, de valores que trasciendan a la persona (Dios, mi país, los demás, la familia, lo qué sea, pero desde luego, fuera de uno), hace que en situaciones de crisis uno piense primero en su propio beneficio antes de el bien común.
Tiene Obama razón en esto, pero es necesario el liderar no sólo un cambio de política, sino un cambio de valores, que premie el esfuerzo y la generosidad por encima del éxito y el poder, por el dinero fácil. Una vuelta, como él mismo ha destacado, a los valores que hicieron de los Estados Unidos el primer país del mundo. Y eso no se recupera con otras decisiones que impliquen más egoísmo (aborto, eutanasia, etc.). Pero podemos iniciar el camino...
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