España, con nombre de mujer

Algunos se extrañarán de este título, pero últimamente son las mujeres las que se han demostrado más valiosas y valientes que muchos hombres, más preocupados de su supervivencia, sus cálculos políticos para acceder a los diversos cargos que de la decencia. Primero fue Gotzone Mora la que se negó a tragar con 'el proceso de paz' que no era sino rendición ante los terroristas. Decidió afirmar que ella era socialista antes de que Zapatero ni siquiera pensara en afiliarse al PSOE, que la memoria de tantos socialistas no merece que se maltrate ennombre de una negociación política. Gotzone mantuvo que lo mejor para España y para su partido era la derrota de Zapatero de forma que una catarsis pudiera producirse en el partido, volviendo a posiciones más nacionales y menos radicales. Finalmente esta postura de Gotzone Mora terminó con la expulsión del partido por parte de aquellos que no exponen su vida a las pistolas etarras, por aquellos que no deben vivir con el miedo cada día.

Otra mujer que se ha jugado el tipo por sus ideas ha sido Rosa Díez. Socialista de corazón, es una mujer valiente, una mujer que decidió enfrentarse de frente a la crisis de su partido hace años, disputando la secretaría general al propio Rodríguez Zapatero. La negociación con ETA también le llevo a enfrentarse a todo el aparato del partido. Esta vez fue ella la que, asqueada por el silencio complice de tantos compañeros que se acomodaban a los 'nuevos tiempos', fundó su propio partido, Unión, Progreso y Democracia (UPyD) con el que ha obtenido un escaño..

Después de las elecciones, Esperanza Aguirre (que ha demostrado ser el mejor presidente de comunidad autónoma de la historia de la joven democracia española) decidió tomar el toro por los cuernos y plantear la reflexión de porqué había perdido el PP. No como han dicho algunos por ser 'demasiado liberal', sino por abdicar de discutir en el ágora de la política las diferencias ideológicas con el PSOE. Porque esa es la cuestión que hoy el PP se niega a afrontar: si está convencido de que es mejor la igualdad de los españoles, que la libertad es mejor para el individuo que el maná de papá Estado, ¿a qué ese complejo? Ha sido de nuevo una mujer la que ha puesto el dedo en la llaga.

Pero si hay hoy una mujer que se ha ganado el respeto de todos los españoles, esa es, sin duda, María San Gil, todavía presidenta del PP Vasco. Una mujer que vio como asesinaban a su amigo Gregorio Ordoñez delante de su cara mientras comían. Una mujer que no ha dudado en enfrentarse a los nacionalistas (los violentos y los que se aprovechan de la violencia, los que agitan el árbol y los que recogen las nueces) aunque se quede sin el reparto de honores nacionales que otros en el PSE han aceptado. Una mujer que, como ella dice, 'no está hecha para los conciábulos y las conspiraciones', y que va de frente a decir lo que piensa.

Probablemente a María la echarán del partido, o la arrinconarán. Pero que no se preocupe, somos muchos los que no la olvidamos, los que nos sentimos orgullosos de ser compatriotas de esta valiente mujer, los que nos sentimos origullosos de haber votado a ese Partido Popular, al de la Libertad, al de la Igualda, al de la Valentía ante ETA y los nacionalismos, al PP de María San Gil, de Mayor Oreja, de Acebes, de Zaplana... no al de Lassalle, Arriola, Soraya y demás centristas pasteleros. Desde luego, no al PP de Gallardón.

España tiene lo mejor de su futuro en manos de mujeres. Quizá eso haga que salgamos adelante. Ellas son más valientes, ellas son lo mejor de esta sociedad nuestra (salvo honrosas excepciones).

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