El machismo de Rajoy

Cuando el país esté en crisis, ¡¡pasan una de cosas!! Uno no da abasto. A ver si sacamos un rato y hablamos de la de cosas que están sucediendo (SITEL y el Gran Hermano zapateril que nos vigila hasta saber si estamos en el cuarto de baño, la ley de autoridad del profesor de la Comunidad de Madrid y como los progres que cooperaron a acabar con la educación pública se echan a la yugular de Esperanza por ¡¡hacer algo!!, el memorable discurso de la, esperemos por la cuenta que nos trae, próxima presidenta de los EEUU Sarah Palin en Hong Kong, la no-dimisión de Ricky Costa y el poco respeto que le tienen a Mariano y a Cospe en su propio partido -¿a que nadie se imagina a Camps tomándole el pelo de esa manera a Aznar y a Cascos?-... en fin, una de cosas, a cuál peor). Pero hoy sólo quería hacer un apunte sobre algo que ya comentamos cuando la salida-expulsión de Risto Mejide de OT: hay ciertas personas a las que uno no puede criticar si están encuadradas en alguno de los sectores tradicionalmente maltratados: homosexuales, mujeres y gente de izquierdas y progres en general (según ellos homosexual y de derechas es una contraditio in terminis).

Y sale a colación por el duro, durísimo (sobre todo para ser Mariano) discurso que Rajoy le atizó a la ministra de Economía y vicepresidenta del Gobierno la Excelentísima señora doña Elena Salgado (no sea que nos acuse a nosotros también de ningunearla y de retrotraernos al machismo clásico, como ya apunto en mismo día en Telemadrid como línea de defensa de Salgado la columnista de El País, Karmentxu Marín). Mi mayor respeto para las mujeres, pero la excelentísima señora ministra de Economía no tiene ni puñetera idea de lo que hace. Pero creo, al igual que Rajoy, que no debemos culparla a ella sola. En el fondo quien dirige la política económica, y más cuando la crisis azota a un país (en tiempos de bonanza da igual), es el presidente del Gobierno. Son unos presupuestos que nos traerán más paro, más deuda y más recesión. Pero es que a ZP le da igual y el muy feminista presidente ha puesto delante de su tribuna a una mujer para que le aticen. Lo que tendría que haber hecho, si cree de verdad en su propia política, es defenderlos él, ponerse delante de Rajoy al menos cuando le interpela directamente (no creo que Bono se negara a darle el uso de la palabra por alusiones). Pero no, ahora decimos que es que Rajoy ha estado muy duro con una mujer, ¡qué malvado!

Pues resulta que no, que es lo mismo que hizo el año pasado con Solbes (mucho más preparado para la mentira que Salgado, dónde va a parar): interpelar al presidente para que retire los presupuestos. Pero a donde quiero ir es a que vale ya de esa especie de bula que se quiere arrogar algunos para que no critiquen las decisiones que toman en el uso de sus funciones políticas. Ya lo dijo Eduardo Torrico en un artículo memorable: 'quiero que todos los ministro sean hombres, blancos y heterosexuales, para poder criticarlos sin ser tachado de machista, racista y homófobo.' Simplemente se les critica por ser unos inútiles: si fuera un hombre sería igual de inútil (puede que más), pero en el caso que nos ocupa, la señora Salgado nos lleva a la ruina siguiendo a su jefe, el señor Zapatero (este es hombre, blanco y heterosexual, ¿podemos criticarlo a voluntad?). ¡¡Qué país!!

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