Rasmussen en la OTAN: una buena noticia para Occidente

Muchos recordarán a Anders Fogh Rasmussen por el escándalo que montaron los seguidores del Islam a cuenta de las caricaturas de Mahoma. Rasmussen era entonces en primer ministro de Dinamarca. Muchos pidieron (entre ellos nuestro amigo de los musulmanes, el ateo Zapatero y el inefable Morotinos) que el primer ministro danés se disculpara porque en su país se había cometido este insulto al Islam. Rasmussen mantuvo, casi en solitario, la dignidad de Occidente. La libertad de expresión (lo hemos defendido muchas veces) está en la base de la democracia, aunque pueda no gustar. A las palabras se responde siempre con palabras, pero los del turbante no entienden nada más que la daga y la bomba. Mucho les ha costado a los daneses esta defensa de nuestro modo de vida, de nuestra libertad, sobre todo cuando los que deben defender los mismos principios que tú se acobardan, se vuelven dimnies, dispuestos a rendir su libertad ante una ideología (Dios es amor, Dios es otra cosa, Dios no apedreó a la mujer adúltera, Dios dijo que 'si mi Reino fuera de este mundo mis ejércitos habrían luchado, pero mi reino no es de aquí') que en número de muertos sólo es comparable al comunismo y al nazismo...

Pues Rasmussen ha tomado ya posesión como Secretario General de la OTAN, la vanguardia de nuestra defensa frente al fundamentalismo islámico. ¿Y cuáles son sus prioridades? La primera Afganistán. Hay que ganar la guerra, hay que instaurar una democracia (al menos un pequeño tallo de ella), hay que lograr que la gente pueda vivir en paz, las mujeres ser libres... estamos lejos, pero, Rasmussen nos lo confirma, 'estaremos allí el tiempo que sea necesario'. Lo mismo que los desertores socialistas hicieron: huyendo de Irak y llamando misión de paz a lo que es una guerra, una guerra contra el terrorismo, contra aquellos que pretenden imponer su fe con la fuerza de las armas... Pues desde la OTAN, su Secretario General nos dice que no lo lograrán, que hay que 'impedir que Afganistán se convierta de nuevo en la Gran Estación Central del terrorismo internacional'.

Luego está la cooperación con Rusia y con los países del Mediterráneo. Ahí España podría jugar un gran papel (que buen vasallo si tuviera buen señor), pero con Moratinos de canciller y Zapatero marcando la 'hoja de ruta', mira que nos extraña y seguro que termina teniendo más peso Chipre o Malta que España. Si es que tenemos lo que nos merecemos.

Además, Rasmussen quiere poner en marcha la nueva estrategia de defensa global. ¿Y con quien cuenta? Pues con la que fue la primera mujer en ocupar la Secretaría de Estado de los EEUU: Madeleine Albright. Lo fue con Bill Clinton, en la época más dura del presidente americano... un buen síntoma esperamos. Que la OTAN defina claramente cuáles son sus nuevos enemigos (eso que, aunque torpe acertadamente, Bush llamó el eje del mal), cómo afrontar la defensa ante esos enemigos, cómo evitar que el terrorismo pueda tener cabida en tantos países... Seamos optimistas, los actores de reparto parecen buenos, pero habrá que esperar a ver la obra completa. De momento, la introducción suena bien.

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