Rubalcaba, ese maestro... de la manipulación

Alfredo Pérez Rubalcaba esta considerado por los españoles como el mejor ministro que tiene el Gobierno ZP. Hasta hace poco ese honor correspondía a la vicepresidenta primera De la Vega, seguida por Solbes. Una vez Solbes (el auténtico aburrido y tristón del Gobierno) ha abandonado el Gobierno, parece que la pugna estará entre De la Vega y Rubalcaba. Y aunque la vice es muuuuy buena (parafraseando a Gallardón), Freddy el químico tiene una enorme particularidad: dirige un Ministerio con el que la gente se siente muy identificada por ser el de la lucha antiterrorista (y más ahora con la campaña de ataques), por ser el encargado de la seguridad. En otros países esto no es así, ya que al no existir el problema terrorista, lo que queda es el aparato represivo. En esto, España es diferente.

Pero lo que demuestra como primera cosa esta estadística de todos los ministros es el nivelazo que exhibe el Gobierno del nieto del Capitán Lozano. Los mejores son una ex-secretaria de Estado de Felipe González y un ex-ministro de González... De la cosecha propia no se salva ni uno (la sorpresa es Pepinho, tan sectario de Secretario de Organización y ministro decente... pero qué curioso!). El nivel intelectual de los ministros de Zapatero está a la altura del presidente... un culiparlante que nada ha trabajado en su vida y que ni como parlamentario o intelectual puede resumir sus pensamientos políticos en una cuartilla a doble espacio...

Pero no era eso de lo que quería hablar fundamentalmente, sino de cómo Rubalcaba (que es más malo que la quina) sobrevive a unos y a otros, de cómo un político que ha sido el portavoz del Gobierno de los GAL (para los más jóvenes, grupo terrorista creado por el Gobierno de González para combatir a ETA) se mantiene primero como portavoz del PSOE y después como Ministro del Interior (Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido ya ministro en tres gabinetes diferentes: de Educación, Portavoz del Gobierno y Presidencia y ahora Interior...). La capacidad política de este moderno Fouché es difícilmente igualable. Ha llegado a encandilar a la misma oposición (Federico Trillo puede dar fe de ello)...

Pero de lo que realmente es un maestro Rubalcaba (de ahí que lo tenga ZP en nómina) es en hacer el trabajo sucio, manipular a la opinión pública, mover los resortes de la sociedad para mantener el poder. Ya organizó las algaradas del 2004 (España no se merece un gobierno que les mienta) que llevaron a ZP al poder. Ahora anda liado en poner el sambenito de corruptos al Partido Popular. Y ahí está usando la Policía Judicial para 'pasear' como delincuentes a dirigentes del PP, abriendo telediarios, ofreciendo carne fresca de político a las masas embravecidas por la pobreza a la que nos lleva su jefe de filas... pero no hablamos de eso. Mientras se hunde el país, mientras todos los organismos internacionales dan a España el peor pronóstico de la OCDE, mientras fracasa el diálogo social, mientras se le escapan los etarras, mientras socialistas como Chaves reparten dinero a espuertas a las empresas donde trabaja su hija (la niña tiene que prosperar)... mientras todo esto ocurre, nosotros discutimos sobre el PP, Bárcenas y demás. Fijaos lo bueno que es Rubalcaba para el mal, que la operación de Palma sale justo el día siguiente a que Camps quede exonerado... ¿A qué es bueno Rubalcaba? Todo partido político tiene que tener un malo al que asignarle estos trabajitos... ¿Tiene el PP un inmoral semejante? Es lo que tiene tener principios. Como en el PSOE son todavía marxistas, se mantienen fieles a lo suyo: Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros (Groucho Marx). Pues eso.

Comentarios

Benito García Pedraza ha dicho que…
Hablando de los GAL y, créeme, no siento la más mínima debilidad psoista, en aquella época sospechábamos que Felipe tenía algo que ver con ellos, de una u otra forma, pues bien, hoy sospechamos que el PP balear tiene algo que ver con la "corrupción" (no vale otra palabra) inmobiliaria en el último gobierno de Matas, de una u otra forma (bien por acción o bien por omisión).

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