Somos medallistas en fracaso escolar!!
No somos los primeros pese a que nuestros políticos se empeñan en ello. Nos adelantan Malta y Portugal. Pero estemos tranquilos, porque el esfuerzo que hacemos por crear zotes se verá recompensado seguramente en los próximos estudios. Llevamos años mejorando en estos estudios. España tenía un sistema educativo modélico, donde nuestros ciudadanos salían de la escuela obligatoria con un nivel de lo más alto (vamos, a los 12 años se sabia el Latín que aprendí yo a los 15, pero es que ahora ¡¡ni se aprende!!). La escuela pública tenía un nivel superior al de la privada, el cuerpo de catedráticos de instituto era envidiado, tener un hijo maestro o dedicado a la enseñanza era un timbre de gloria para la familia... Hoy todo eso ha cambiado: las escuelas privadas (concertadas o no) tienen mayor demanda que la pública y todo aquel que puede (y los primeros los políticos que gestionan esa educación pública) lleva a sus hijos a escuelas privadas. El cuerpo de catedráticos no existe ya, y tener un hijo maestro es condenarle a que unos energúmenos les maltraten (y no son los alumnos, sino los padres, hoy peor que los niños).
La situación es esta y estamos condenando a nuestros hijos a la indigencia intelectual, a que no puedan competir en un mundo global, a que los políticos sin escrúpulos les manipulen para que actúen por impulsos sentimentaloides, para que su pauta de actuación sea Belén Esteban y no el raciocinio más elemental. Somos los líderes (¡ahí sí lo hemos logrado!) en paro juvenil, arriesgándonos a que tengamos una generación perdida, y no mejoraremos esos registros si no somos capaces de que nuestra educación mejore, de que nuestros hijos sean competitivos con el resto de jóvenes del mundo.
Ya en otro post he indicado la diferencia entre instruir y educar: nos estamos preocupando en educar a nuestros hijos, pero carecen de los conocimientos mínimos que les darían una instrucción adecuada. La educación es algo que se aprende en casa, que se transmite en el entorno más cercano. Pero cuando la verdad no existe, cuando cada uno tiene su moral, sin referencia objetiva a la verdad de las cosas... ¿de qué educación hablamos?
En fin, que la crisis no es sólo económica, es de fondo, de modelo, de estructura y mientras no toquemos eso, quizá una nueva burbuja nos haga salir unos años de la crisi, pero volverá, eso seguro.
La situación es esta y estamos condenando a nuestros hijos a la indigencia intelectual, a que no puedan competir en un mundo global, a que los políticos sin escrúpulos les manipulen para que actúen por impulsos sentimentaloides, para que su pauta de actuación sea Belén Esteban y no el raciocinio más elemental. Somos los líderes (¡ahí sí lo hemos logrado!) en paro juvenil, arriesgándonos a que tengamos una generación perdida, y no mejoraremos esos registros si no somos capaces de que nuestra educación mejore, de que nuestros hijos sean competitivos con el resto de jóvenes del mundo.
Ya en otro post he indicado la diferencia entre instruir y educar: nos estamos preocupando en educar a nuestros hijos, pero carecen de los conocimientos mínimos que les darían una instrucción adecuada. La educación es algo que se aprende en casa, que se transmite en el entorno más cercano. Pero cuando la verdad no existe, cuando cada uno tiene su moral, sin referencia objetiva a la verdad de las cosas... ¿de qué educación hablamos?
En fin, que la crisis no es sólo económica, es de fondo, de modelo, de estructura y mientras no toquemos eso, quizá una nueva burbuja nos haga salir unos años de la crisi, pero volverá, eso seguro.
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