Marruecos, ese vecino incómodo

Este verano, con la canícula y eso, asiste uno estupefacto a la forma que tiene nuestro Gobierno de llevar las relaciones con nuestro vecino del sur. Porque siempre es complicado el relacionarse con un vecino, siempre hay intereses en conflicto y esas cosas, y más cuando además nos separa un abismo cultural (occidental judeo-cristiano España, musulmán Marruecos). Pero el problema en España es que hemos optado desde hace tiempo por la cesión ante el vecino marroquí. Y el vecino marroquí, que es listo (el morito es listo), ha comenzado a tensar la cuerda. Es lo mismo que en su día ya hizo su padre (Hassan II) cuando el dictador Franco agonizaba. Así logró el Rif y el Sahara con la Marcha Verde y la cobardía de los gobiernos españoles de entonces para disolverla... o sea, que no es poco. Y el hijo sigue el mismo esquema: vamos a ir tensando, sabiendo que España huye de los problemas, a ver cuánto cede y a ver cómo reacciona, esperando los momentos más bajos para presionar. Con Aznar lo intentó en Perejil (¿alguien puede creerse que a Mohamed VI le importaba algo el islote?), para ver si España estaría dispuesta a defender su territorio y el status quo existente en el Estrecho. Ya sabemos que el presidente Aznar cumplió su juramento de cumplir y hacer cumplir las leyes y defender la integridad de España y envió al Ejército a que cumpliese con esa misión en el Estrecho de Gibraltar. Claro, que rápidamente el líder de la oposición fue a arreglar el asunto con el sultán de Marruecos con una visita en la que se dejó fotografiar bajo un mapa del imperio almohade que incluye Ceuta, Melilla, las Canarias y el Sáhara... Muy patriótico todo.

Pero ahora, ese líder de la oposición de entonces es el presidente hoy. Pero el sultán es el mismo, y cuando más débil en el interior es nuestro presidente, más aprovecha el sultancito de Rabat para presionar a España: lo hemos visto con los insultos a nuestros policías (por cierto, cuando se insulta y menosprecia a nuestras mujeres policía por el hecho de ser mujeres, ¿dónde están las ministras y feministas varias? ¿Aído no tiene nada que decir?), con la presión para hacerse con Melilla, las agresiones a los españoles en el Sahara por defender la legalidad internacional (esa misma que el PSOE reclamaba falsamente en el 2003 con Irak)... El problema es la respuesta, no el hecho de que los marroquíes hagan de las suyas. Por ejemplo, cuando decidieron bloquear el acceso de víveres y suministros a Melilla, lo responsable por parte del Gobierno hubiera sido el proveer desde la Península a nuestros ciudadanos de Melilla desde Málaga diariamente y mover los hilos en Europa para que mientras tanto se dejen en suspenso los acuerdos económicos con la Unión e, inmediatamente, proceder a cerrar la frontera al paso de mercancías marroquíes hasta que el sultán desautorice a sus secuaces de Melilla. Pero claro, tenemos un Gobierno pacifista, que prefiere morir a matar (Bono dixit), un Gobierno que prefiere a Hugo Chavez, Evo Morales o Erdogan a Porfirio Lobo, Calderón o Merkel... Nada nuevo bajo el sol.

Ya digo, el problema no es Mohamed, el problema es Zapatero.

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